La vieja receta que una vez más se presenta

24 julio, 2022
La vieja receta que una vez más se presenta
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Frente al gran drama nacional, se esgrime una vez más el paraguas que presuntamente protege a Neuquén, ese que tiene las tres letritas y el escudo triangular, formado por la cordillera y los dos ríos emblemáticos. “Más Neuquén”, se dice desde el MPN como consigna a esgrimir en medio del desconcierto del gobierno de Alberto Fernández, Cristina Kirchner y Silvina Batakis. “Hace falta más Neuquén”.
La simpleza del concepto es, en buena medida, causada por la costumbre. Cuando se habla de Neuquén, parece natural hablar del MPN. La identidad de la provincia esta fundida en la de este partido político; y sus actuales referentes vuelven a esgrimir la consigna, esa que nació en los albores de la década del ’60 del siglo pasado.
La enorme ingenuidad argentina ha hecho posible esta construcción pragmática y ejercida más que elaborada: ahora, en esta coyuntura en la que el país se debate nuevamente en la agonía de las imposibilidades, parece resultar otra vez creíble y mágicamente efectiva la afirmación de que bastará, para sostener un presunto estatus quo superior (o al menos la cabeza por sobre la superficie), recurrir a la misma receta dentro del territorio del triangulito.
El escenario, se concluye, tal vez con demasiada rapidez y liviandad, presenta al MPN como un seguro ganador en las próximas elecciones.
Solo haría falta depurarlo de sus pequeñas incertidumbres, que no pasan por discutir sus recetas para el ejercicio del poder afirmado en los petrodólares (más poderosos a medida que el peso se devalúa casi hasta la extinción), sino por resolver si seguirá el mismo grupo, armado pacientemente desde el 2007, o si se verificará un cambio dentro de la continuidad, dada la posibilidad de confrontación entre Marcos Koopmann y Rolando Figueroa, con los petroleros de Guillermo Pereyra y Marcelo Rucci actuando como factor desequilibrante, a favor de uno o de otro.
Estas casi certezas no alcanzan para reducir el tremendo riesgo que corre la población de esta provincia, que es el mismo, básicamente, que el que corren los ciudadanos de cada uno de los 24 distritos del raro federalismo argentino.
El país no solo está orillando los límites del aguante social y económico, sino que asiste a las exequias de la religión dominante desde 1946, el peronismo. Cada vez son más los apóstatas, los herejes, o los de convicción en retirada, que van conformando una mayoría relativa que posiblemente se exprese apenas haya oportunidad, en las urnas, ese artefacto físico o virtual que alberga el real poder de decisión en la frágil democracia argentina.
Al MPN esto parece no preocuparle, pues ha demostrado que puede convivir tanto con fanáticos religiosos como con herejes igualmente convencidos.

Rubén Boggi

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