Cuando la Educación es rehén de cuestiones arbitrarias

“Desde que se utiliza el IPC las clases se han iniciado en la fecha prevista”, sin huelga docente”, dijo hace apenas unos pocos días el secretario general del gremio de los docentes neuquinos (ATEN), Marcelo Guagliardo; pero será el propio sindicato el que rompa ese compromiso, que no es con el gobierno, sino con la sociedad en su conjunto. Especialmente, con las familias que tienen niños o adolescentes en edad escolar.

El sindicato se encuentra en plena negociación salarial con el gobierno provincial neuquino y es el propio Guagliardo el que participa de las reuniones con los ministros. En la primera de esas reuniones reclamó la continuidad de la actualización salarial a través del sistema del índice de precios al consumidor (eso es el IPC); y en la última -la de ayer, sábado- el gobierno aceptó.

¿Qué hizo la dirigencia sindical en respuesta a esa aceptación? Mantuvo su adhesión al paro nacional de este lunes (4 de marzo), fecha en que deberían comenzar las clases en la provincia. Es más, también mantuvo su adhesión a un paro convocado para el 8 de marzo, en conmemoración del Día de la Mujer. La dirigencia sindical también adelantó que la asamblea de trabajadores recién analizará la propuesta del gobierno el martes, uno de los días en los que el gremio llamó al paro por el salario.

La decisión de parar la habían tomado el viernes; es decir, antes de que el gobierno mejorara la oferta que, además de la actualización del IPC para no perder terreno frente a la inflación, incluye un bono de 100 mil pesos a pagar a mediados de marzo. De llegarse a un acuerdo, los docentes que tienen dos cargos cobrarán 200 mil pesos, al igual que las directoras con dedicación exclusiva.

Se ha dicho, hasta el hartazgo, que el gobierno provincial neuquino puso en marcha un plan de austeridad en el manejo de los recursos del Estado, para garantizar el fortalecimiento de los servicios esenciales y que uno de esos servicios es precisamente la Educación, cuya dirigencia sindical parece haberla tomado de rehén por cuestiones que, esta vez, parecen escaparle a la racionalidad.

Tal magnitud tiene ese esfuerzo que, para que no se resientan los sueldos docentes, la provincia pagará con recursos propios el Fondo Nacional de Incentivo Docente (FONID y Conectividad), que el gobierno de Javier Milei dejó de enviarles a los distritos. Los recursos son de todos los neuquinos, no de una parte de la sociedad y eso debería quedar claro.

La dirigencia de ATEN despotrica contra Milei. Comprensible, claro. Pero sus acciones les complican la vida a los neuquinos. Tiene, además, una disputa intestina que condiciona a Guagliardo, conductor a nivel provincial. La seccional capitalina la conducen dos dirigentes de la Izquierda que fueron diputadas y ocuparon bancas en el Concejo Deliberante de la ciudad de Neuquén: Angélica Lagunas y Patricia Jure, y presionan a Guagliardo para ir a las medidas de acción directa.  

La Izquierda tiene en el choque a una de sus grandes herramientas políticas y es en los gobiernos como el de Milei en los que encuentra el terreno más fértil. Para la dirigencia de izquierda es conveniente, pero para Milei también porque individualiza a un adversario cómodo, y desvía el foco de los verdaderos dramas nacionales: la inflación desenfrenada que horada el poder adquisitivo y empuja a la pobreza a infinidad de familias en todo el país, la pérdida de derechos y el libre juego del mercado en desmedro de los trabajadores.

Milei se siente cómodo y lanza advertencias que, frente a tantos años de paros, encuentran cierto grado de consenso, aun entre quienes no saben cómo harán para cargar nafta o para pagar el alquiler. En su discurso, de apertura de sesiones confirmó que declarará a la Educación como un servicio esencial para obligar a que durante las huelgas docentes se garantice, al menos, el 75% del servicio. Aquí, en Neuquén, ATEN logró lo que pedía (el aumento salarial por IPC) pero de todos modos irá al paro.