El peso de las estrategias frente a la pesada herencia

El peso de las estrategias frente a la pesada herencia

Utilizada muy frecuentemente en política, la frase “pesada herencia” tiene un sustento muy sólido aquí, en la provincia de Neuquén, donde los primeros meses de gobierno fueron testigos de una serie de acciones destinadas a equilibrar las finanzas pero, fundamentalmente, a saldar la deuda con la sociedad.

Las leyes de emergencia sanitaria, emergencia penitenciaria y de endeudamiento para reactivar la obra pública (impulsadas por el gobernador Rolando Figueroa y aprobadas por la Legislatura), son parte de las estrategias destinadas a afrontar no sólo el déficit heredado, sino también las mezquindades del gobierno nacional con sus recortes de fondos a las provincias, a las que dejó sin subsidios para los colectivos urbanos y sin Fondo Nacional de Incentivo docente.

Así y todo, hubo buenas noticias en medio de esa “tormenta perfecta”. Y una de ellas fue la implementación de las becas estudiantiles, con las que la administración provincial respalda a los estudiantes, desde el jardín a la universidad, con el novedoso apoyo de las grandes petroleras a las que invitó a ayudar a los neuquinos por lo que la provincia del da. Tan razonable como lógico, pero jamás se había hecho.

El piloto de tormentas es aquel que fija sus estrategias en el tiempo objetivo, por sobre el ritmo de la crisis. Eso le permite mantener la calma a la hora de tomar las decisiones. Pues bien, la decisión de eliminar los gastos innecesarios del Estado, de economizar al extremo y optimizar los recursos también aportó a la causa y, en consecuencia, al fortalecimiento de las partidas presupuestarias de las áreas esenciales.

Deudas y botiquines vacíos fue lo que el ministro Martín Regueiro encontró en sus recorridas iniciales por los hospitales y otros centros de salud que (emergencia mediante) comenzaron a abastecerse de medicamentos e insumos. La recuperación comenzó, prácticamente, en medio de la negociación salarial con los trabajadores del Estado que no fue precisamente sencilla, sino todo lo contrario. Especialmente en el caso de los docentes, cuyo gremio tensó la cuerda al extremo.

Se acordó, entre otras cosas, la actualización salarial según el Índice de Precios al Consumidor (IPC) y quedó claro que ya no hay excusas para el cumplimiento de las obligaciones. Por primera vez en muchos años se desplegó un control destinado a que los agentes y funcionarios de la administración pública cumplan no sólo con sus horarios sino también con su trabajo, cosa que no todos hacían tal como quedó reflejado en la detección de ñoquis, a partir de auditorías que no se detuvieron. Siguen.

La provincia de Vaca Muerta estaba prácticamente en banca rota, producto de la fiesta que comenzó a transitar por su epílogo en el abril del batacazo (del que recientemente se cumplió un año) y a la que le pusieron faja de clausura el 10 de diciembre último. Se detectaron convenios irregulares, alquileres injustificables de camionetas, una cantidad desproporcionada de celulares corporativos y hasta estatales que cobraban planes sociales, en una inmoralidad que debería sonrojar a cualquiera.

Figueroa ordenó revisar con detalle los listados de beneficiarios, darles de baja a los contratos sospechados e iniciar el camino desde los planes a la inserción laboral, mandato en el que ya mostró los primeros logros el ministerio que conduce Lucas Castelli. Y tal como en aquello de las becas, las soluciones vinieron del trabajo coordinado entre el Estado y el mundo externo, en este caso la delegación local de la Unión Obrera de la Construcción (UOCRA), con la que se rubricó el correspondiente convenio.

Además de la compra de medicamentos e insumos, en Salud se buscaron soluciones al drama de los turnos, cuya ineficacia hacía que infinidad de personas realizaran extenuantes colas en las puertas de los centros asistenciales. Y en Infraestructura se procuraron los medios que permitirán, entre otras cosas, contar con recursos para el mantenimiento de las rutas provinciales, algunas de las cuales son lisa y llanamente una vergüenza.

Destinos como San Martín de los Andes, Villa La Angostura y Villa Pehuenia, hacen de Neuquén una provincia turística por excelencia, pero hay rutas que no se corresponden con ese perfil, por el contrario: son un peligro para turistas y residentes. Durante la gestión anterior se quejaron diputados, intendentes y hasta los bomberos. Pero el problema recién comenzará a revertirse ahora y con una innovación: la posibilidad del cobro de peaje a los camiones que van hacia y desde los yacimientos gasíferos y petroleros.

La herencia fue pesada en todas y cada una de las áreas de gobierno. Y eso es objetivo, le pese a quien le pese. Es inocultablemente cierto que se destinaron millones que de ningún modo pudo justificar el ministerio (ya extinto) de Niñez, adolescencia, juventud (etc.) y que faltaron recursos para Salud y Educación. Pero quizá el daño más grave es el que acusó Seguridad, donde desde abril hasta diciembre se notó una desinversión que se tradujo en el incremento de los índices delictivos.

Durante ese lapso la delincuencia ganó un terreno que, se sabe, no es sencillo recuperar. Los paseos públicos (como el Parque Norte y hasta el mismísimo Parque Central, ambos de la ciudad capital) mutaron en zonas de riesgo y hasta hubo quienes adoptaron la costumbre de dejar de transitarlos en horas de la tarde noche. Cambiar los hábitos no sólo fue necesario, sino también doloroso.

Es precisamente ese otro de los frentes en los que el gobierno provincial tomó firmes decisiones, con la incorporación de videocámaras, la mayor presencia policial en las calles y con otra acción novedosa como es la reincorporación voluntaria de los agentes y oficiales retirados. En la provincia se retiran con 25 años de servicio, lo que hace que buena parte de los uniformados deje la institución cuando promedian los 45 años y todavía tienen mucho por dar. Los que quieran volver a calzarse el uniforme podrán hacerlo.

Figueroa sabía con lo que se iba a encontrar. De hecho, durante su campaña hablaba de una provincia potencialmente rica con un alto índice de habitantes pobres. Llegó con un diagnóstico y una receta, que (valga el juego de palabras) ha tenido que ajustar al ajuste que ejecutó el presidente Javier Milei. Así y todo, logró enderezar la nave.

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