Dramático tobogán de recursos complica seriamente a Neuquén

9 mayo, 2020
Dramático tobogán de recursos complica seriamente a Neuquén
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El resultado económico y social de la larga cuarentena es grave, un fenómeno que nadie deberá despreciar, a riesgo de caer como víctima, más allá de las declaraciones políticas que intentan relativizar el panorama, contraponiendo el eje sanitario con la economía. Neuquén, en este contexto, empieza a sentir los efectos de un dramático tobogán, el de la reducción de ingresos, que todavía no han tocado el piso.

La recaudación propia del Estado neuquino, es decir, lo que se obtiene por impuestos provinciales, lleva dos meses de caída. Esto se ve con una simple ojeada a los números globales: en febrero, recaudó 3.789 millones de pesos; en marzo, 3.197; y en abril, 2.987 millones. Esto, en un contexto donde además hubo inflación. Hacía muchos años que no registraba Neuquén este comportamiento, y ahora, se lo atribuye por completo al efecto coronavirus. Para ser justos, al efecto de la cuarentena por el coronavirus, que devino en un paro de la actividad económica, con esta consecuencia directa.

La cuarentena, que formalmente sigue, empieza a deteriorarse, más allá de las consignas gubernamentales. Hay que tener en cuenta una verdad de Perogrullo: la cuarentena se impuso en Argentina porque la mayoría la aceptó y entendió que era lo mejor. Con la misma lógica, se está percibiendo que es inexorable un retorno a la actividad económica, sea “permitido” o no. Las autoridades políticas de todos los niveles, desde el Presidente hasta el último Intendente, pueden enfrentarse a situaciones de rebelión manifiestas, si no manejan el tema con justeza. Quien no quiera creer en este contexto, y se enamore de su presunto poder, puede equivocarse grandemente.

La esperanza para el gobernador Omar Gutiérrez, en este panorama complicado, es el paquete de medidas que se comenzarían a implementar en “los próximos días” –según entiende su gobierno- para incentivar el retorno a la producción petrolera. El precio sostén o barril criollo será de 45 dólares, pero no será lo único, sino que irá acompañado por un esquema más completo, que intentará abarcar todo el horizonte del problema. El retorno a la actividad más o menos plena en los yacimientos es lo que podrá marcar la diferencia, y quebrar la tendencia del “tobogán” de los recursos.

La situación no da para que el Gobernador esté tranquilo. Porque, además, cuando todo se complica, inmediatamente surge la lógica política, que indica que, a río revuelto, ganancia de pescadores. Podría traducirse así: a MPN complicado por la economía, ganancia para la oposición. El gobierno ya ubicó el tema en su agenda: “hay aprovechamiento político de situaciones desgraciadas”, se masculla. Y se menciona, por ejemplo, el tema de la mina de Andacollo y los mineros que trabajaban en ella, y ahora deambulan entre el norte y la Confluencia, protestando y negociando una salida para la encerrona.

¿Qué va a hacer el gobierno? En principio, dice que “seguir dialogando”. Esto es, con la empresa a la que le acaba de quitar la concesión, y con los mineros. Desde la gestión oficial, se asegura que se buscará que el proyecto “continúe”. Incluso, podría ser, con la misma empresa. El quite de la concesión puede ser, en este contexto, circunstancial. La empresa se declaró en convocatoria de acreedores. Esto abre la posibilidad a una serie de jugadas y de intereses.

Desde el gobierno no se quiere “hacer futurología”. Pero es más o menos indudable que no piensa en estatizar una explotación minera. No está en los planes esa posibilidad, que se alienta desde algunos sectores políticos, nuevamente enamorados del modelo estatista y nacionalista. Entre esos sectores está, también e incluso de manera destacada, el kirchnerismo más cristinista. El mismo que quiere provocar la estatización completa de YPF, el retorno de la Junta Nacional de Granos, y otros propósitos extraídos del manual popular y nacional escrito desde un peronismo siempre dispuesto a ir de una banda a la otra del espectro ideológico, según la época, según la coyuntura.

“Hay un aprovechamiento político de los temas urgentes, allí donde se registra un problema social. Se potencian los reclamos para sacar algún rédito”, se dice en el Gobierno. Nada nuevo, por el contrario, es algo recurrente, en Neuquén y en cualquier otro distrito de un país acostumbrado a la lógica de canibalizar las situaciones difíciles. Y la actual lo es. Quizá con una intensidad nunca antes vista, porque no hay situaciones en la historia argentina comparables a la de la peste pandémica del siglo XXI.

Así, el panorama se mueve con la tendencia que habíamos anticipado: dramática caída de recursos, incremento controlado de gastos, pero incremento al fin; resurgimiento de la oposición política, que irá de menor a mayor. Todo, en un contexto de gravedad inusitada, todavía oculto, a medias, por la retórica florida, el show político frente a cámaras, la prepotente militancia de las redes sociales.

Rubén Boggi

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