El lado oscuro de Vaca Muerta preocupa al Gobierno

La preocupación y ocupación gubernamental por Vaca Muerta tiene
dos caras. Por un lado, está la estrictamente económica, donde se apunta,
con la política, a consolidar el desarrollo de las áreas; es un trabajo de
negociación permanente con el gobierno nacional, las empresas, y los
sindicatos; y, además, en otro plano, pero igualmente importante, con las
comunidades mapuches y el ala política de estas comunidades, la Federación
Mapuche. Por el otro lado, está el contexto social que acompaña el
desarrollo de Vaca Muerta, y que es influido por ese desarrollo, para bien
y para mal; este lado de la moneda es el más complejo, porque impacta
directamente en el Estado, en los rubros de los servicios de seguridad,
educación, y salud, fundamentalmente.

El gobierno de Omar Gutiérrez encara los dos frentes con
suerte dispar. En el tema económico, vienen dos semanas intensas, que
necesitan definiciones muy concretas del gobierno nacional de Alberto Fernández.
El 28 vence la conciliación obligatoria, y el sindicato petrolero que
conduce Guillermo Pereyra ya empezó a recorrer, yacimiento por yacimiento, para
sostener a la tropa en armas. El gremio está en alerta y tiene en la punta de
la lengua la declaración de paro. Las empresas están plenamente al tanto, y
tienen un problema, básicamente, de confianza. Hasta que no se impongan las “nuevas”
reglas del “nuevo” gobierno, no habrá tranquilidad. Por lo pronto, con
tarifas y combustibles congelados, sin seguridades para los precios del gas y
del petróleo, no habrá tranquilidad posible. Así que Gutiérrez teje y
desteje en ese ámbito, apostando a una nueva ley de hidrocarburos, y a que,
hasta que esa norma no esté en el Congreso, no se levanten demasiadas olas.

En el tema social, la cosa se complica más todavía. El
efecto Cutral Co ha pegado fuerte. A la muerte del cabo de la policía Nahuelcar,
le siguió una situación de esas que ponen nervioso a cualquier gobierno, porque
desnuda el accionar impune de las mafias: el preso acusado de matar a
Luciano Fuente, el chico de 8 años que murió con un fragmento de bala en la
cabeza, en medio de una orgía de violencia callejera en la ciudad petrolera, no
solo disfrutó de un teléfono celular en su calabozo, sino que se sacó fotos con
él, las subió a las redes sociales, y amenazó a las familias que lo acusan.
La madre de Luciano, que tiene de abogado a César Pérez, el ex ministro
de Jorge Sapag, consiguió que le requisaran el calabozo y le quitaran el
celular. El mismo día que recibió la noticia de esa requisa, acusó al
intendente de Cutral Co, José Rioseco, de apañar desde el poder político al
delincuente. La declaración, hecha en un momento de emoción y furia, ante
las cámaras del canal de noticias 24/7, tuvo una repercusión inmensa, porque
lo cierto es que, entre los ciudadanos de Cutral Co, corre como una verdad que
no necesita demostración, la certeza de que las mafias delictivas conectadas
con el narcotráfico tienen una relación directa con el poder político, y se
usan mutuamente.

Estos casos, este contexto, tienen todo que ver con Vaca
Muerta. No es un efecto deseado, pero sí evidente, y la política tendrá que
hacerse cargo. La ola inmigratoria incesante, más el dinero del delito que circula
por los corredores narcos, alimentado por la liquidez que genera la producción
petrolera, es el lado oscuro de la luna neuquina; y en Cutral Co, hay mucho
de esto, y el gobierno de Gutiérrez lo sabe, y lo terminó de concientizar, en
cuanto a los efectos tremendos que puede haber, con el asesinato del cabo
Luis Nahuelcar.

Vanina Merlo, la ministra de Gobierno, Seguridad y Trabajo,
tiene por delante un enorme desafío de gestión concreta. Su debut en el cargo
no podía ser más impactante. Le toca conducir a la propia policía, su
relación con la Federal y Gendarmería, y los nexos políticos con un gobierno
nacional que, en esta área, viró dramáticamente en el enfoque ideológico. Garantizar
seguridad en Vaca Muerta no será fácil, y el gobierno del MPN lo sabe
perfectamente.

Por lo pronto, la conciencia de que el accionar policial tiene
que ser constante, dinámico, y, sobre todo, muy presente, se ha consolidado.
En estos días, los operativos en Cutral Co se multiplicaron. Desde Rincón de
los Sauces, el reclamo de seguridad también es grande. Ni hablar en la propia
capital neuquina: no hay lugar para distracción alguna.

Vaca Muerta, se intuye, es el camino hacia un mundo más
moderno, a una mejoría social que pretende ser lo más integral posible; pero,
al mismo tiempo, es la evidencia de que ese camino está lleno de
dificultades, con un entramado social que vacila y se sumerge, a cada paso, en
el retroceso reaccionario, a contramano de las intenciones progresistas,
las grandes palabras, y los conceptos de manual de la modernidad que se
instruyen desde el Estado.

Rubén Boggi