Hay paridad entre tres en el comienzo de la carrera electoral

30 diciembre, 2018
Hay paridad entre tres en el comienzo de la carrera electoral
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Hay una obviedad en la coyuntura, que no obstante hay que expresarla, para que nadie se la lleve por delante: el año 2019 será determinado, en gran medida, por el resultado de las elecciones del 10 de marzo; y podrá ser mejor o peor, menos o más complicado, en la medida de ese resultado –todavía incierto- y de cómo evolucione el contexto del país, también electoral, aunque supeditado a agosto y octubre, meses de primarias y generales.

En Neuquén son tres las fuerzas que acaparan la intención de voto cuando finaliza el 2018: el peronismo tardío de Ramón Rioseco, el singular Cambiemos de Horacio Quiroga y el hasta ahora hegemónico MPN de Omar Gutiérrez. Cada una de estas propuestas tiene en sí misma algo de continuidad y de cambio; ninguna romperá del todo con la inercia formidable de la cultura petrolera de las arcas públicas; y todas prometen que algo cambiará, se supone que lo que está mal, aunque según el enfoque de cada fuerza.

La perspectiva actual es de extrema paridad, con una intención electoral repartida en cuartos del padrón. Las últimas encuestas muestran eso, con una leve ventaja para Rioseco, aparentemente provista por la polarización nacional entre Cristina Kirchner y Mauricio Macri, en un territorio como el neuquino, en el que Cristina ganó en el 2015, y que en su mayoría se mantiene esquivo hacia el ingeniero Presidente, que no obstante tiene predicamento en algunos reductos, como los sureños y cordilleranos, particularmente Villa la Angostura y San Martín de los Andes.

Quiroga aparece fuertemente posicionado, con una lectura que indica una rara independencia de la imagen y resultados del gobierno nacional. El fuerte del actual intendente capitalino es precisamente ese territorio que aglutina la mayoría casi absoluta del padrón electoral, esta ciudad que ha recibido una inyección de obra pública como nunca en su historia, pero que también representa la mayor concentración de pobreza que tiene la provincia rica con Vaca Muerta, con 25,8 por ciento de pobres según los índices del primer semestre del año, con la salvedad que hay que hacer de que probablemente ese porcentaje haya aumentado en el segundo: esto no se puede afirmar porque todavía no hay números oficiales.

Omar Gutiérrez, el actual gobernador, se ha fortalecido en el último tramo del año, ayudado por la interna partidaria, las decisiones equivocadas de los demás, el refuerzo de las arcas públicas que significó la mayor producción gasífera y petrolera, y una administración austera en el contexto del MPN, lo que significa austeridad en el sentido convencional del término: como en el petróleo, aquí hay que hablar de no convencional o sui generis. El MPN tiene ese piso de alrededor de 25 por ciento del padrón, asegurado, pero también es el partido político que más bajo tiene el techo, pues está condicionado por su larga continuidad en el poder. Tendrá que trabajar mucho y bien la campaña que empezará formalmente en poco más de una semana.

Así las cosas, hacen que los tres con posibilidades trabajen tanto en el armado propio como en la destrucción del armado ajeno. Se verá esto apenas se presenten las listas el 4 de enero, pues de seguro aparecerán opciones que son creadas para “quitarle votos a”…pues nadie podrá ganar por sí mismo, sino divide un poco el campo de las fuerzas adversarias.

El MPN podrá jugar con colectoras diversas; el peronismo tardío, con los heridos por la interna del MPN; y Cambiemos, también, metiendo cuña en ese mar desparejo que ha jugado hasta ahora en el campo del poder emepenista. De hecho, ya se ha especulado todo este tiempo con una explicación por ese lado para justificar la tardanza de Quiroga en anunciar a su compañero/a de fórmula.

En la dispersión de votos, jugará su chance de mantener cierta fuerza política legislativa Jorge Sobisch, que se presenta –según ha confirmado- por la Democracia Cristiana; Libres del Sur, con Jesús Escobar y Mercedes Lamarca; el FIT izquierdista, con Raúl Godoy, Iguales, con el radical Alejandro Vidal a la cabeza. Habría más contendientes que estos, y resta evaluar con mayor certeza lo que sucederá en cada uno de los municipios que eligen intendente simultáneamente con la elección de gobernador y diputados provinciales.

El contexto económico-social que acompaña estas elecciones anticipadas no es el mejor: renacieron dudas con Vaca Muerta, impulsadas por el bajo precio del crudo, el cambio de secretario de Energía (Lopetegui por Iguacel) en un momento de definiciones sobre la resolución 46 de respaldo a precios especiales por la producción no convencional de gas; y de las retenciones a las exportaciones de hidrocarburos. Esto puede frenar el desarrollo masivo en la cuenca no convencional, y se sentiría en las finanzas públicas, cuestión que afecta fundamentalmente al MPN. Algo de esto vieron los estrategas del gobierno provincial, por eso la anticipación de elecciones fue más marcada que lo esperado inicialmente.

El año termina sin la catástrofe social que habían pronosticado los agoreros de la violencia argentina, una noción arraigada en el imaginario, que sugiere que cuando hay un gobierno no peronista, el final es anticipado y cruzado por la indignación de las masas.

No es que sobre la alegría, ni que falte la tristeza agobiante en millones de hogares. Tal vez sea, simplemente, que vamos madurando muy de a poco, y no necesitemos jaquear la democracia cada vez que la economía funciona mal.

Rubén Boggi

 

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