Las audiencias pasan, la violencia queda

17 septiembre, 2016
Las audiencias pasan, la violencia queda
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Pasó la audiencia pública por los precios y tarifas del gas, en Neuquén, como una especie de catalizador de las posiciones políticas coyunturales. El tornasol dio positivo para la violencia como método (reiterado, en estos lares), la indiferencia al respecto como respuesta evasiva, y la utilización de argumentos más propios de eslóganes que de conceptos profundos.

Los precios para el gas se impondrán, y es posible que comience de a poco la recuperación de una larga recesión que desmoronó la inflación y el consumo al mismo tiempo. Al cabo, el gobernador Omar Gutiérrez podrá comenzar a contar las monedas del goteo por regalías, que se irán engrosando. También contará de a poco el suave incremento que puede preverse en la recaudación de impuestos propia. Todavía no le alcanzará para un balance equilibrado de las cuentas públicas. Sumará si mantiene firmeza frente a los reclamos que le brotan desde la ineficiencia crónica del propio Estado que administra. Tiene a su favor la desaceleración inflacionaria. Si la realidad avanza como lo prevén los gobiernos, el tono desmesurado del reclamo salarial se irá desinflando, al menos en la consideración general.

Mientras, a las buenas señales (las inversiones en infraestructura, de las cuales la más significativa es la de 100 millones de dólares que se aplicarán, por convenio de YPF con GE, para construir una central eléctrica en Loma Campana) se le plantean los malos modos para equilibrar la balanza. La cucarda la mereció el gremio estatal ATE, que fue a la audiencia pública del viernes con el eslogan del “no a la farsa”, y lo cumplió con todas las letras, pasándole por arriba a las vallas de contención y enfrentándose a las fuerzas de seguridad nacionales, que probaron una llamativa incompetencia frente a un puñado de violentos.

La audiencia se suspendió, y después vino el coro de la confrontación retórica. Desde el oficialismo más puro, el del PRO, se condenó la violencia de ATE y se la identificó con el kirchnerismo, tomando el precioso elemento de prueba de que tres dirigentes del gremio –Carlos Quintriqueo, Jorge Marillán y Soraida Abraham- habían estado en un encuentro en Buenos Aires con la ex presidente Cristina Fernández, apenas 48 horas antes de los sucesos en el SUM del Deliberante.

El gremio se sacudió los estigmas con la facilidad acostumbrada. Tanto Quintriqueo como Marillán, ambos presentes en los incidentes, afirmaron que no habían sido ellos los de la violencia, y menos aún, los que impulsaron la piedra que dio en el rostro del camarógrafo de CN 24/7, Marcos Arcas. La justificación sindical pasó por argumentar que la audiencia pública (la farsa, según el sector) no necesitaba semejante despliegue de seguridad e impedimentos para el libre acceso del pueblo a tales acontecimientos. Obviamente, su repudio a la audiencia fue de la mano del rechazo al aumento en las tarifas, que afectará los salarios “de los trabajadores” representados por el inquieto, vivaz y amigo de las riñas gremio estatal neuquino.

Desde el MPN, hubo un silencio casi culposo. Apenas alguna que otra voz se alzó para repudiar la violencia del sindicato con el que negocia continuamente el gobierno. El hecho fue ninguneado, tal vez porque el principal expositor que puso el gobierno, el ministro de Energía, Alejandro Nicola, estaba en Buenos Aires y ya había dicho lo que el MPN había previsto que se dijera, un discurso afirmado en los precios a boca de pozo y en la necesidad de aumentar la producción con las inversiones necesarias, eludiendo con la magia de la gambeta el tema tarifario y su incidencia en los usuarios residenciales. Nicola habló después de Juan José Aranguren, un lugar preferencial que dejó servido el gobernador de Río Negro, Alberto Weretilneck, quien prefirió no viajar a la Usina del Arte porteña, para recibir en la gobernación de Viedma al ministro de Transporte de la Nación, Guillermo Dietrich, con quien tenía que negociar algunos cambios en la construcción de la multivía de la ruta 22 en su polémico, accidentado y muy demorado paso constructivo por el Alto Valle.

Gutiérrez sigue en lo suyo, muy concentrado. Confía en el gobierno de Mauricio Macri, para resolver el principal enigma en el horizonte del MPN, que es el macroeconómico que depende de la producción de gas y petróleo. Confía en las propias fuerzas para consolidar su espacio, y para eso pondrá toda la garra emepenista en la capital en las próximas elecciones. Ese proceso ya comenzó, con un énfasis creciente en actividades en los barrios, acciones en cultura, realizaciones en deportes, presencia en acción y desarrollo social.

Queda por ver cómo se enfocará lo que resta del año en las escuelas. Ese territorio, común en el siglo pasado para acreditar la soberanía popular en los hechos, a partir de la instrucción, la formación de ciudadanía, la convivencia entre distintos, se ha convertido en una ancha pampa de desconcierto, en donde se libra una batalla inconveniente y desafortunada entre el gobierno y el gremio. Es una batalla en la que esos dos bandos están condenados a la derrota, tal como están planteadas las cosas. Porque los que van cayendo, de a poco, incesantemente, ahogados en la ignorancia institucionalizada, son el motivo de ser, la esencia misma de la existencia de las escuelas como tales: esos chicos ariscos, irrespetuosos y demandantes, que tienen grabada en la frente la única posibilidad, el futuro.

Rubén Boggi

 

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