La resistencia piquetera frente a la pérdida de privilegios

La resistencia piquetera frente a la pérdida de privilegios

Depositar “el mal de los planes sociales” en los beneficiarios constituye un evidente error. Un facilismo que se desmorona por sí solo. El asunto son los intermediarios (sus jefes), que a lo largo de los últimos años han construido poder y han amasado fortunas, a expensas de los sectores más vulnerables de la población.

En la semana que acaba de terminar se les puso nombre a tres de esos intermediarios, pero no personales (aunque varios de ellos ya estaban individualizados). Todo comenzó con una protesta en la que una cooperativa llamada Viento Sur Ltda. (cuya existencia era desconocida), reclamó el pago de una supuesta deuda, a la que el gobierno provincial neuquino juzgó inexistente.

En su protesta, los líderes de las organizaciones que componen dicha cooperativa (FOL, Darío Santillán y Polo Obrero) echaron mano a la metodología del piquete y ordenaron un acampe, que se extendió por poco más de tres días en las puertas de Casa de Gobierno. Poco antes del mediodía del viernes levantaron campamento y se fueron con la amenaza -si se quiere, advertencia- de volver. Pero hubo, en la semana, una seguidilla de hechos que expusieron a esos líderes, como no había pasado antes.

Durante una reunión, funcionarios del ministerio de Trabajo y Desarrollo Laboral les ofrecieron sumarse al programa destinado a mutar de los planes a la inserción laboral en la actividad privada. Pero los comandantes piqueteros lo rechazaron en nombre de aquellos a los que dicen representar. Los representados no participaron de la reunión. El argumento fue que el gobierno sólo ofrecía 150 vacantes y que ellos exigían unas 600 más. A las pocas horas se comprobó que la oferta se había apoyado sobre pilares sólidos, ya que el gobierno y el gremio de la construcción (Uocra) anunciaron la generación de mil puestos de trabajo.

Subyace la duda sobre si estos líderes piqueteros (que son parte de los intermediarios que el nuevo gobierno provincial comenzó a sacar el medio) quieren que sus presentados accedan a un trabajo digno o buscan recuperar sus cuotas de ingreso y poder, a fuerza de lo que conocen: la presión, a la que ciertos dirigentes del arco político llaman directamente extorsión.

Estos líderes piqueteros escalaron posiciones y las consolidaron durante los gobiernos de Jorge Sapag y de Omar Gutiérrez. Primero en nombre de una pacificación social que comprometió los recursos del Estado, aún comprometidos. Luego a fuerza de amenazas: me das más o mando a cortar las rutas y genero el caos. Ambas administraciones cedieron. Y la derrota no sólo fue para el común de la población, sino también para las propias familias carenciadas a las que esos organizadores de piquetes dicen representar. Se quedaron con recursos de unos y de otros y hasta financiaron sus propias carreras políticas, porque varias de esas organizaciones están directamente vinculadas a partidos y de ellas salen candidatos. El incremento de la conflictividad en épocas pre electorales no puede interpretarse como casual, sino todo lo contrario. Se vio y, por supuesto, hay fotos.

El caso de Viento Sur Ltda. no es el único, pero es el que quedó expuesto en la semana. Se supo que, en enero de 2023, durante la gestión de Gutiérrez, el gobierno acordó con esa cooperativa la transferencia de 1.177 millones de pesos en concepto de aportes no reintegrables. Los líderes piqueteros se comprometieron a realizar capacitaciones, pero cuando los llamaron a rendir cuentas no pudieron justificar buena parte de los gastos. Tal es así que hasta presentaron papeles por la compra de una Frontier (Nissan) y de chorizos, por unos tres millones de pesos. En el filo de la semana, con las carpas sobre el asfalto caliente, se dijo que una de esas agrupaciones hizo trabajar fondos en los plazos fijos de un banco. El último movimiento fue en diciembre y no se sabe si todos los piqueteros estaban al tanto. Los que esperaban cobrar mientras otros trabajaban el dinero, seguramente no.

Los líderes piqueteros manejaban recursos que estaban destinados a merenderos y comedores. Nunca alcanzaban (ellos mismos lo decían) y pocas veces rendían cuentas. Ahora fueron quitados del medio y la sociedad asiste a la resistencia de estos al cambio que los neuquinos votaron mayoritariamente en abril. Basta de privilegios, exclamó el gobierno que tomó las riendas el 10 de diciembre y se dispuso a afrontar las presiones que sin dudas llegarían. De hecho, llegaron.

No sólo las presiones y los acuerdos a espaldas de la población, sino también la corrupción propia, hicieron que la administración Gutiérrez no pudiera sacarse de encima a los intermediarios. Prueba irrefutable de esa corrupción, la detención del ex director de Planes del entonces ministerio de Desarrollo Social, Ricardo Soiza, quien purga prisión preventiva sindicado como uno de los supuestos cabecillas de una numerosa banda de delincuentes que perpetró una estafa millonaria contra la provincia.

En fin. El cambio de paradigma está en marcha, los intermediarios se quedan de manos vacías y se esperan nuevas bravatas que no deberían sorprender. La población se expresó a través de las redes y no quedan dudas con relación al respaldo, pero hay que saber diferenciar entre intermediarios y beneficiarios (que, por cierto, son objeto de un relevamiento para establecer si hubo más arbitrariedades en la distribución de los recursos).

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