Figueroa prepara un nuevo orden

14 octubre, 2023
Figueroa prepara un nuevo orden

El gobernador de Neuquén, Omar Gutiérrez, anunció el jueves que Neuquén colocó letras del Tesoro en dólares (Clase I serie 1) por 100 millones de la moneda estadounidense, a una tasa de 9,45 por ciento, con un plazo de 30 meses. La operación, que incluyó las gestiones del Banco Provincia, el Galicia y el Macro, además de un consorcio de entidades financieras “colocadoras”, se hizo en el contexto de la autorización aprobada en la Legislatura, con el fin de obtener dólares en un momento de severas restricciones para la tenencia de esta moneda, con fuerte depreciación del peso y altos índices de inflación mensual.

En concreto, Neuquén tomó más deuda, para asegurar pagos de deuda vieja, en el futuro inmediato, vencimientos que les corresponderán al gobierno de Rolando Figueroa, el que asumirá el 10 de diciembre, en el peor momento económico y político del país, sumido en la cruel incertidumbre de no saber todavía quién gobernará y qué hará para solucionar el tremendo problema estructural que está cada vez más cerca del estallido.

Gutiérrez explicó la operación en un contexto de raro optimismo, afirmando que la emisión es para pagar deuda de la provincia en 2024, y que se había hecho con el fin de dar “previsibilidad” tanto al nuevo gobierno -de Figueroa- como a los tenedores de bonos neuquinos. Como se sabe, la movida había sido consensuada entre el gobierno saliente y el entrante. Se llegó a esta instancia tras un relativamente breve proceso político desencadenado tras las elecciones de abril: la sucesión de victorias municipales enhebradas por Figueroa consolidó un poder nacido de los votos y potenciado por esas nuevas circunstancias con un paciente y firme trabajo del electo gobernador. Se dice, en el ambiente, que el MPN “azul”, el mismo que compitió y fue derrotado por la coalición de Comunidad, está ya totalmente alineado bajo el nuevo liderazgo; y que, aunque se sabe que no hay garantías totales, nadie sacará, por ahora, los pies del plato.

Es una situación inédita en Neuquén, aunque no completamente original, pues tiene algunos puntos de semejanza con lo sucedido en la década del ’90 y principios del siglo XXI en la relación Sobischismo - Sapagismo, claro que por dentro del partido provincial fundado en 1961, cuando Sobisch emergió como líder en su segundo mandato y consolidó un período de total hegemonía hasta el fin, cuando fue sacudido doblemente por el asesinato del maestro Carlos Fuentealba y la floja performance de su tentativa presidencial en las elecciones nacionales de 2007.

La situación económica de la provincia es, ahora, curiosamente ambivalente. Por un lado, a diferencia de aquellos años de recambio de liderazgo entre Jorge Sobisch y Jorge Sapag, los recursos petroleros no están en declinación, sino en aumento; pero, por el otro, los gastos estatales, especialmente los que se destinan al pago de salarios de una masa laboral en permanente crecimiento, crecen también, en una espiral tan feroz que consigue neutralizar el efecto del crecimiento productivo de Vaca Muerta; al tiempo que el 34 por ciento de la población (por fuera del Estado) está en situación de pobreza.

Por eso, hay una enorme expectativa en la gestión que se prepara, pues, se sabe, existe la intención de meter mano en un reordenamiento del Estado. No con un ajuste tradicional (sigue siendo mala palabra en Argentina), sino con fórmulas heterodoxas y variables elásticas: descentralización, austeridad en el gasto político, subordinación de las estructuras a la obtención de resultados de corto y mediano plazo. Cualquiera que observe atentamente la actual estructura estatal neuquina, podrá darse cuenta de la existencia de malformaciones cancerosas en su burocracia, ocultas tras una increíble montaña de conceptos presuntamente progresistas, generosamente bautizados con lenguaje inclusivo y abundancia de plurales ampulosos.

Por supuesto, que la estrategia inicial de Figueroa todavía no puede definirse totalmente, porque falta un dato muy importante: el que surgirá del ganador/a de las elecciones nacionales. Neuquén tiene panorama propio para adelante, pero condicionado, siempre, por quién gane la presidencia. No será lo mismo si gana Javier Milei que si lo hace Sergio Massa, o Patricia Bullrich; y, vale la pena reafirmar, cualquiera de los tres puede ser el presidente, pues, si bien han cambiado circunstancias y estrategias tras las PASO, no puede desconocerse ese primer resultado, ajustado en tercios, casi un tremendo empate del triunvirato de candidatos más convocantes para el voto ciudadano.

Así es que la primera fecha clave será el 22 de este mes; pero, casi seguro, no será la determinante, sino la que posiblemente acote la carrera de tres candidatos a la de dos emergentes de esa primera competencia, balotaje mediante, el 19 de noviembre. Recién ahí, si se logra sostener la precaria institucionalidad argentina, Figueroa podrá realmente terminar de armar su esquema de gobierno. Lo hará con la semi certeza de que el 2024 será un año tan difícil como importante. Una especie de puente hacia la eclosión fuerte de todo el potencial de Vaca Muerta, que se calcula para 2025. En fin, estamos en Argentina, esa tierra en la que el paraíso limita con el infierno, a tal punto que una mala maniobra basta para cambiar drásticamente de temperatura.

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