Un edificio de Fe se construye sobre Vaca Muerta

7 octubre, 2023
Un edificio de Fe se construye sobre Vaca Muerta

Siempre se ha dicho que tener fe es importante, sea que se hable de la fe de las creencias religiosas o de la simple esperanza: confiar en el futuro, básicamente. Es lo que sucede en Neuquén en esta coyuntura, en la que, básicamente, es imposible programar nada con certeza, científicamente, pues hay incertidumbre política, económica, en un contexto de agravamiento repentino de tales características a partir de una nueva guerra que ha surgido, este sábado, en Medio Oriente, con Israel y Hamas como protagonistas centrales. Una guerra que ya sacude al mundo y se agrega a la escalada bélica del siglo XXI tras la pandemia, inaugurada por la invasión de Rusia a Ucrania.

El empeño en seguir funcionando como si hubiera normalidad es notable, aunque no puede dejar de envolverse el paquete con papeles de adecuación rápida a una realidad incierta y extremadamente dinámica. Así, el gobernador Omar Gutiérrez reafirmó, el jueves, que se enviará a la Legislatura el presupuesto del año próximo, revistiendo ese mensaje con un envoltorio de singularidades: prerrogativas especiales para el Ejecutivo, para acomodar y reestructurar partidas, por ejemplo. Es una nueva fase de la expresión de fe que siempre guardan los presupuestos en Argentina: ahora se proyectarán gastos y recursos, pero aclarando muy bien que, desde la presentación hasta la aprobación y eventual aplicación de la ley, todo podrá cambiar. En ese contexto, se tiró sobre la mesa el cálculo aproximado del total estimado para el uso del dinero público en 2024: unos dos billones de pesos, es decir, más de 100 por ciento por encima de la norma aprobada para el año que corre.

Es que no solo hay una nueva guerra en el mundo, sino que en Argentina hay un polvorín asándose al fuego lento de una sociedad cansada. Con inflación creciente e incesante, depreciación constante de un peso que agoniza en sus últimos estertores como contexto de unas elecciones en las que compiten, centralmente, tres candidatos, que no terminan de provocar adhesiones mayoritarias claras. Argentina es uno de los pocos países del mundo en el que se sabe, casi siempre, que cuando se está mal, se podrá estar un poco peor; y que cuando hay incertidumbre por el futuro, se podrá sumar un poco más de esa incertidumbre.

Por eso, la fe pasa a ser un factor clave. Fe, o esperanza, que deviene en la única confianza a mano, que es creer con empecinamiento en lo que la sociedad podrá hacer para salir del fondo de un pozo cada vez más profundo. En Neuquén, y pensando ya en el gobierno de Rolando Figueroa, se construye ese edificio de fe afirmado en los cimientos de Vaca Muerta. Es una razón lógica y, ciertamente, nadie lo discutirá. Vaca Muerta, con su producción en aumento y logros periódicos que la reafirman, es el único evangelio a mano para sostener la fe de los nuevos gobernantes. Ya pasó antes, antes de que se supiera siquiera de que habría algo llamado con el curioso nombre de la fallecida; pero, esta vez, la ocasión es singular, casi única en la historia provincial, pues el MPN ha sido vencido, y el gobierno que asumirá lo contendrá subordinado a un nuevo liderazgo, que pretenderá combinar su coalición política para blindarse contra flaquezas nacidas de enfrentamientos internos de poca monta.

Los dos billones de pesos esbozados como probabilidad para el total del presupuesto, que se presentará el 15 de este mes o durante la semana que contiene a esa fecha, tienen la notable singularidad de que no expresan nada en sí mismos, porque ningún argentino podrá afirmar que es mucho o es poco pensando en lo que vendrá en el país tras las elecciones del 22, de la eventual segunda vuelta de noviembre, y de la asunción del 10 de diciembre de quien sea el vencedor de esta competencia en medio de los clamores del desastre.

Figueroa, prudente, arma el nuevo gobierno tal vez sabiendo que le espera un primer año muy duro. Poco más podrá saber, entre tanta incertidumbre. De la fe que efectivamente profese y sienta, dependerá la estabilidad del nuevo edificio.

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