La paciente construcción de Gaido

9 septiembre, 2023
La paciente construcción de Gaido

Una reformulación del rol y el tamaño del Estado se ha vuelto a instalar en la agenda política de Argentina. Esto quizá sea inamovible ya, pues es un punto en la libretita anotado de abajo hacia arriba, y no al revés, como fuera en la década del ’90 del siglo pasado. La coyuntura tiene en común con aquel tiempo, que protagonizaron centralmente Carlos Menem y Domingo Cavallo, una crisis económica, con alta inflación, y mucha incertidumbre. Atraviesa todo el país, y, en Neuquén, se posa cual una paloma desorientada este debate, con las elecciones ya hechas, el gobierno que asumirá en diciembre determinado, y el Estado a punto caramelo para meterle mano, con una colección notable de desaciertos, entre los que sobresale la estafa en los planes sociales perpetrada desde el ministerio de Desarrollo Social.

El Estado neuquino tiene déficit, que algunos estiman trepará a los 50 mil millones de pesos a fin de año; tiene deuda, que se prevé aumentará en 150 millones de dólares, tras el aval impuesto en la Legislatura durante la semana que pasó; y, además, tiene serios problemas de funcionamiento en las áreas que proveen los principales servicios a la ciudadanía: educación, salud, y seguridad. Como contracara, el sector político responsable principal de la situación, el MPN, tiene para mostrar la administración estatal correspondiente a la capital neuquina. La ciudad más grande de la Patagonia cumple cuatro años (seguirá otros cuatro) gobernada por Mariano Gaido, el último hombre en pie del partido provincial fundado en 1961, aunque con una coalición amplia que lleva nombre propio, y pretende consolidarse como una opción, no se sabe si para confluir con la que lidera Rolando Figueroa, o para enfrentarla.

Gaido muestra resultados administrativos que su propio gobierno se encarga de destacar. La economía estatal capitalina exhibe una participación de la masa salarial que se mantiene en un tercio de su presupuesto (a nivel provincial, está entre 80 y 90 por ciento); sus recursos producen superávit; y bancan obra pública sin endeudamiento. El nivel de cobrabilidad de los tributos municipales supera 80 por ciento, incluso en la actual crisis económica, pues ha caído esa recaudación solo levemente; y su equipo se prepara para diseñar un presupuesto 2024 despegado de la macroeconomía nacional, pues coincidir con la estimación de Presidencia solo le ha servido para el error de cálculo: la inflación se disparó al doble, y el dólar, ni hablar. Por eso, se ha optado por una notable prudencia con la obra pública, sometida a recálculos constantes: desensillemos hasta que aclare, habría dicho el Intendente.

La capital hace lo que el gobierno provincial hizo solo en temporadas cortas: maneja su presupuesto dividido en tercios en lo que hace a los recursos: ingresos propios, por coparticipación de impuestos; y por regalías. Como su masa salarial se mantiene acotada (habrá que ver si logra mantener esto, será difícil) a uno de esos tercios, la paga sin problemas. Es, de hecho, uno de los dos municipios (el otro es Cutral Co) que consigue esta “magia”: el resto, inexorablemente debe recurrir a la ayuda del Tesoro provincial, que tiene que asignar recursos de su cada vez más flaca faltriquera.

Lo cierto es que el Estado municipal capitalino fue moldeado, estructuralmente, durante las dos décadas de vigencia del “modelo Pechi”. Horacio Quiroga impuso una visión del Estado distinta a la del MPN; y, ahora, curiosamente, es el MPN el que podrá aprovecharla cuando es, nuevamente, el Estado el que está bajo la lupa de reformas en el contexto de una crisis económica. Gaido supo continuar ese molde, con modificaciones que, al menos hasta ahora, no cambiaron su esencia: poner como máxima aplicable siempre el concepto de que no se podrá gastar (nunca) más de lo que se recauda.

Ha sido esto, y no su mera pertenencia, lo que ha elevado a Gaido como referente importante del MPN. Sobresale más después de la debacle que ha provocado en este partido la derrota del 16 de abril. Así, es posible esperar una buena relación del Intendente con Figueroa, el nuevo gobernador y ya afirmado como nuevo líder provincial; pero no es posible augurar que ambos fundan, en uno solo, sus espacios. Lo más probable es que se mantengan separados, y que, en algún momento, se desate la competencia. Dependerá, obviamente, de cómo evolucione la realidad, desde lo que ocurre a nivel nacional, hasta lo singular de este territorio alimentado, cada vez más, por la producción de gas y petróleo en Vaca Muerta.

Gaido no suelta mucho acerca de sus planes, pero se encargó ya de remarcar que, a más tardar en octubre, dará a conocer cuál será el equipo que lo acompañará en su nuevo mandato. El equipo actual está “en revisión”, como acepta cada uno de los secretarios de Estado. Antes, tras cumplir con el aniversario capitalino, el Intendente cumplirá con un viaje a la “Meca” petrolera estadounidense. Esos viajes suelen ser iniciáticos para marcar jerarquía política en Neuquén. Así son las construcciones políticas. Van fijando un ladrillo tras otro, cumpliendo con las hileras, sin apuro, pero sin pausa. Habrá que ver a qué altura se colocará el techo.

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