Contrastes neuquinos en medio de la asfixia

26 agosto, 2023
Contrastes neuquinos en medio de la asfixia

Neuquén es esa provincia en la que conviven una interesante gira por Israel del gobernador electo, con un balazo en la espalda recibido por un pibe de 15 años en medio de un saqueo a un comercio. Los contrastes están más presentes que nunca, ampliados por la lupa del desastre económico argentino; y no hay posibilidad alguna de entender lo que sucede y puede suceder sin tomar la suficiente distancia como para poder mirar todo el cuadro, no un fragmento del mismo.

Rolando Figueroa anduvo por ese pequeño territorio inaugurado como país independiente en 1948, y todavía resistido, tanto desde la ideología como desde la práctica geopolítica. Una nación que se hizo rica fundamentalmente por el desarrollo de conocimiento aplicado a la transformación de la realidad. Israel tiene menos kilómetros cuadrados que Neuquén, pero mucho para enseñar en materia de desarrollo, y por allí anduvo el electo, acompañado por los diputados en ciernes Marcelo Bermúdez y Luciana Ortiz Luna. Se trajo contactos y posibilidades claras de relación en al menos dos tópicos: el riego altamente tecnificado -que le permitió a Israel transformar un arenal sin ríos en un vergel de fuerte productividad- y el sistema de salud, cuyo funcionamiento deja mucho para aprovechar, si se tiene en cuenta, por ejemplo, que Israel fue uno de los países que mejor enfrentó, desde los hospitales, la última pandemia.

Apenas retornado, Figueroa no perdió tiempo y recorrió los cielos neuquinos -prácticamente bajó de un avión para subirse a otra nave voladora- junto al CEO de la petrolera Vista, el ex YPF Miguel Galuccio. Vista tiene un muy buen desempeño, en ascenso, en los yacimientos de Vaca Muerta, y la conclusión que exhibieron ambos es que el ancho campo de los no convencionales neuquinos debe servir para instrumentar una política de Estado, concepto que se utiliza cada vez que se pretende discutir la irrefrenable actitud nacional de producir políticas erráticas y espasmódicas, en lugar de diseñar un plan estable y duradero que supere los cortos gobiernos para transformarse en una estrategia nacional de crecimiento.

La semana, aquí, había sido lo suficientemente explícita sobre los males argentinos. Estuvo el presidente Alberto Fernández, rompiendo el silencio impuesto tras las PASO, para participar de una entrega de viviendas y un edificio “polivalente”. Al lado del gobernador Omar Gutiérrez, y el intendente Mariano Gaido, compartió esa ceremonia Heriberto Chureo, líder de la cooperativa MTD. Chureo maneja esa agrupación política-empresaria-social desde la década del ’90 del siglo pasado, cuando todavía significaba Movimiento de Trabajadores Desocupados. Fernández y Gutiérrez anunciaron que el dirigente tendrá la llave del edificio polivalente que fue construido con una inversión de más de 61 millones de pesos antes de la devaluación; y allí se pondrán a trabajar sus partidarios de chaqueta roja, para, entre otras cosas, fabricar viandas con destino a los yacimientos de Vaca Muerta.

El MTD, así como la cooperativa 127 Hectáreas, liderada por el ex socio de Chureo, Jorge Salas, son las dos agrupaciones que evolucionaron de los piquetes y las vecinales anti-MPN, a ser empresas “sociales” de construcción de viviendas, con el sistema de intermediación ideado por el propio partido provincial a semejanza de otros territorios, como la Jujuy con Milagro Sala, o El Chaco con Emerenciano Sena.  Funcionan ahora, al amparo del poder devaluado, aunque presente, del MPN, conservando su relativa independencia. Mientras ellos construyen viviendas, el IPVU, organismo estatal aplicado a estos menesteres, solo administra y fiscaliza, con escasos recursos, según ha admitido el propio presidente, Marcelo Sampablo, pues “el FONAVI ha desfinanciado totalmente” a las provincias. Es decir, no viene plata para viviendas desde Nación (recaudada por un impuesto específico para tal fin) y tampoco desde el gobierno provincial, que entrega el preciado dinero estatal a cuentagotas.

En fin, tales procedimientos llevan años de costumbre, se han naturalizado, igual que la violencia en algunos barrios de la capital neuquina. Hubo una ola de robos organizados, que nadie quiere llamar “saqueos” para no recordar en forma directa los aciagos momentos del principio de siglo, que se llevaron puesto un gobierno e inauguraron la presidencia previsional de Eduardo Duhalde, y, a la postre, el comienzo de la hegemonía del kirchnerismo durante dos décadas. En un episodio de estos saqueos que no quisieron llamarse saqueos, un chico de 15 años fue herido: recibió un balazo que lo dejó cuadripléjico, y este sábado aún luchaba por su vida, internado en terapia intensiva, mientras, fuera del ámbito hospitalario, la sociedad seguía discutiendo de quién sería la culpa, y los políticos se llamaban a silencio, pues hablar de la realidad, siempre, incomoda.

Hay tiempo, igual y por supuesto, para seguir practicando la política de competencia, que es la que más gusta, pues a partir de este domingo comenzará la cuenta regresiva para dos elecciones municipales: en Rincón de los Sauces y en Plottier. Allí se elige el 3 de septiembre, y el interés es muy relativo. Podría decirse que alcanza solamente a los planes de la configuración final del escenario provincial neuquino, y para medir la importancia de la construcción elaborada por Figueroa. Sucede que la crisis nacional es tan omnipresente, que diluye cualquier otro foco de interés, pues se mira obsesivamente a ese triunvirato del desastre conformado por Javier Milei, Patricia Bullrich y Sergio Massa, como quien mira un billete de lotería expuesto en la vidriera, con el deber de elegir un número que tenga posibilidades de salir sorteado, un boleto de ida hacia una situación más aliviada, sin la presión asfixiante de precios y carencias que se ha abatido, sin sorpresa pero igualmente opresiva, sobre el estoico pueblo argentino.

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