Neuquén en medio del desastre económico

19 agosto, 2023
Neuquén en medio del desastre económico

Las elecciones primarias pasaron, y la primera medida económica que tomó el ministerio del candidato Sergio Massa fue una devaluación, de 22 por ciento, del peso, una decisión que ya estaba tomada y que evidenció ser insuficiente a los pocos días, después que el dólar mercado (mejor llamarlo así antes que blue o paralelo) trepara por encima de los 700 pesos. El resto de los precios, lógico, se disparó; hubo desaparición de insumos; y todos se pusieron nerviosos. Los sindicatos salieron a avisar que se imponen nuevos “aumentos” de los destruidos salarios; y los empresarios, a manifestar que no hay mayores expectativas de que esto mejore, y solo habrá que esperar más sufrimiento, desolación, y puteadas contra la ineficacia argentina en resolver sus problemas recurrentes.

Milei, el patilludo que hace acordar una mala réplica de Carlos Menem, se trepó a lo más alto del escenario, y, otra vez, se habló de dolarización como si fuera una panacea. También de recortar el gasto público, pero solo el que presuntamente disfruta “la casta”. La imagen de la motosierra que se aplicaría al gasto ineficiente hizo recordar a una película clase B de cine de terror. El ambiente se puso un poco loco, sin llegar al extremo de la esquizofrenia social. Los analistas políticos comenzaron a analizar directamente el ballotage, salteándose las elecciones de octubre.

El candidato Massa preparó sus valijas para viajar a la Meca estadounidense e intentar rubricar un nuevo acuerdo con el FMI. En Neuquén, se volvió a hablar de “blindar” el recurso petrolero (otra vez, no es nuevo tampoco), mientras quienes gobiernan, con Omar Gutiérrez al frente, tratan de disimular todo lo posible el espanto que producen miles de excluidos que dependen de la “ayuda” del Estado para comer… y que pueden, en cualquier momento, ante un mal cálculo, poner en evidencia que Vaca Muerta es importante, pero, al fin de cuentas, solo un decorado para el desastre.

En la misma semana que Neuquén firmó un nuevo desarrollo para los ricos yacimientos, con Pampa Energía, por 161 millones de dólares de inversión inicial y un plan de desarrollo que llegaría a 2.460 millones, el Estado salió a licitar carne y verduras para más de 25 comedores en la capital neuquina. Hay una rara parábola entre el fracking de Vaca Muerta y esos centros llenos de gente hambrienta que solo comerá si el Estado (y las “organizaciones sociales”) proveen el alimento. La brutalidad de la comparación entre los magnates del crudo y los que no verán nunca una feta de crudo, se acentúa, y preocupa, aunque nunca está en el discurso oficial, pues de los pobres mejor ni hablar, sobre todo después del escándalo (que no ha cesado) de las estafas en Desarrollo Social.

Neuquén navega en el mar del desastre económico nacional. La única salida, se sabe, es política, pero ahí hay, por ahora, mucha incertidumbre. El hombre de las patillas no garantiza tranquilidad alguna, solo un deseo de revancha casi ciega. Patricia Bullrich no comenzó todavía su campaña, cuyo lanzamiento sería, recién, el 3 de septiembre, y, mientras tanto, se ocupa de intentar cerrar las grietas de una coalición que tiende al desmembramiento constante; y Massa… hace lo que puede, más que lo que quiere, en un increíble afán por reconstruir el peronismo desde las ruinas del epílogo, del último aliento del kirchnerismo.

Aquí, quedan tres elecciones municipales, en Rincón de los Sauces, Plottier y Villa la Angostura. Importan a la provincia solo en confirmar si sumarán a la acumulación previa de poder que podrá hacer Rolando Figueroa. El gobernador electo medita sus primeros actos de gobierno, y se mantendrá prudentemente callado en medio de la intensa tormenta. El gasto del Estado es una de sus preocupaciones, pues la inflación amenaza con llegar a los dos dígitos mensuales desde este mes de agosto, y él recién podrá asumir en diciembre, cuando ya rijan los impresionantes aumentos de la masa salarial, y el presupuesto del año 2024 sea solo un esbozo necesariamente a corregir. Esa será, supuestamente, la única condición que se le pondrá al armado presupuestario, que deberá hacer el actual gobernador, Omar Gutiérrez: que habilite correcciones y reformulaciones, pues el país padece un sismo permanente, y el equilibrio social pende de un fino hilo, sometido a vientos huracanados.

El aumento de los recursos estatales es seguro, con Vaca Muerta produciendo. Pero, habrá que ver si esa oferta generosa se armoniza con la demanda urgente. El Tesoro resiste a duras penas, y la evidencia indica a voz en cuello la necesidad de reformas y reducción de gastos innecesarios. ¿Hay gastos innecesarios? Pues, sí, todo el tiempo, porque responden a una inercia invencible, a un modelo que ha confesado hace ya mucho tiempo la imposibilidad de ser de otra forma, oprimido por el mismo sistema de distribución que había generado, bajo ese concepto, ahora discutido por el señor de las patillas, de la “justicia social”.

No parece haber otra opción más que la de seguir navegando en las aguas turbulentas, y elevar una oración, sea religiosa o laica, aspirando a la magia de la naturaleza y su tendencia sostenida al equilibrio.

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