¿Y dónde está el MPN?

29 julio, 2023
¿Y dónde está el MPN?

Después de la derrota del 16 de abril, es más o menos notorio que en el MPN hay acomodamiento a las circunstancias de la coyuntura, que todavía encierra definiciones en el futuro inmediato: primero, el resultado del 13 de agosto, cuando se registre esa encuesta oficial y vinculante que son las primarias nacionales, y en las que el partido provincial que gobierna la provincia hasta diciembre, participará con sus candidatos propios y boleta “corta”. Después, los comicios municipales que restan, Plottier, Rincón de los Sauces, y Villa la Angostura, en simultáneo, en este último distrito, con los comicios nacionales que marcarán un nuevo rumbo para el fatigado país que intenta sostenerse en pie.

El MPN cambiará, inexorablemente. Se perfila ya un indicio, desde el municipio capitalino, donde Mariano Gaido, el triunfante en abril, crece en estatura y ofrece ser interlocutor privilegiado del nuevo gobierno provincial, que estará a cargo del todavía diputado nacional Rolando Figueroa. “Mejoraré la gestión de Gaido”, dice el propio Gaido, mientras prepara un cambio de gabinete (“lo estoy evaluando para octubre”, dijo el jueves pasado) y, por ende, un nuevo perfil, se supone que más agresivo, en la coalición que lidera.

El escenario actual de la política neuquina es un escenario de coaliciones, más que de partidos. Resta saber cómo se acomodará el peronismo, y qué hará Juntos por el Cambio. Eso depende, en los dos casos, de los resultados nacionales del último tramo del año. Y el MPN, que, se confirma, ya no será el mismo: es la primera vez que no administrará la provincia en seis décadas, y esta circunstancia es lo suficientemente poderosa como para no tener que explicar el por qué de una mutación inexorable, todavía de resultado incierto.

Pero ¿Dónde está el MPN? ¿En la conducción partidaria? ¿En el núcleo duro del gobierno provincial, preparando una continuidad sinuosa? ¿En el municipio capitalino, abonando el terreno para una convivencia interesada con la gestión que comenzará en diciembre?

Si se atiende a la historia y a un modo de funcionar en ella, puede aventurarse que el MPN realmente influyente se abroquelará, en buena medida, en el municipio capitalino. Neuquén tiene presupuesto, mantiene su superávit, ha saneado su caja de jubilaciones, tiene obras importantes en marcha, y, sobre todo, una autonomía que no es juguete, que permitió, entre otras cosas, sostener a una oposición -funcional, pero oposición al fin- durante 20 años, con Horacio Quiroga en 16 de ellos, y Martín Farizano en un interludio experimental en cuatro importantes temporadas. Ahora, allí está Gaido, dominando la escena, con aliados que, al menos por ahora, están satisfechos e interesados en sostener la coalición, una más entre las que distinguen la población del mapa político neuquino.

Fuera de Gaido y su zona de influencia, quedarán los dueños de la derrota, hayan sido o no autores materiales del crimen. La metáfora casi perfecta para esa desaparición acotada de influencias, es la causa judicial abierta por las estafas con planes sociales. Es una llaga abierta que no parece dispuesta a cerrarse sin antes conseguir un efecto político contundente. No han dado resultado los esfuerzos por contener el daño, y quienes están presos todavía mascullan el horror de sentir en carne propia una situación muy contrastante con un pasado inmediato que los tenía, cómodos, en la bandeja de la impunidad, seguros, placenteros, con un muy buen pasar económico. Para el MPN, o para “los azules”, según la jerga instalada por el “neuquinizate” que ganó en abril, es un peligro tremendo esa situación, pues mantiene abierta la incertidumbre del hasta dónde abrirán la boca esos presos en preventiva impiadosa. Los trapitos sucios, que siempre se han lavado en casa, ahora están expuestos en la triste vidriera de una corrupción que se ha tolerado más de lo conveniente.

En el contexto, además, la situación política y económica nacional tiende a absorber, como una triste esponja avejentada pero todavía en funcionamiento, a todo lo que camina por el país. Los panegíricos que se escriben todos los días para destacar los impresionantes logros de la producción de gas y petróleo en Vaca Muerta, no se traducen en una sensación de satisfacción popular: está lejos de eso, pues la gente no come hidrocarburos, y, en muchos casos, ni siquiera los tiene en su casa, por ejemplo, para calefaccionarse en el crudo invierno del hemisferio sur. La delirante pretensión de un ministro de Economía, Sergio Massa, que promete, como candidato, terminar con una inflación que su propia gestión ha incrementado, semeja la ridiculez morbosa de los antiguos penitentes, desfilando por callejas oscuras mientras azotan sus propias espaldas con el látigo de la culpa.

Falta muy poco para el primer dictamen popular, que será el 13 de agosto. No se sabe si habrá, o no, mucha abstención en las urnas, otro síntoma posible; tampoco si habrá voto castigo para los candidatos que representan al actual gobierno. Sí existe la certeza de que los juegos se han terminado, y solo queda una realidad sin margen para las celebraciones lúdicas, más propensa a la reflexión que al desatino de los músculos.

Te puede interesar
Últimas noticias