Rioseco, entre la osadía y el carpetazo

24 julio, 2023
Rioseco, entre la osadía y el carpetazo

Ramón Rioseco ganó con contundencia en la polarizada elección de Cutral Co, y, minutos después de aceptarse oficialmente el resultado, frente a quienes le dieron el 58 por ciento de los votos, se presentó como opositor "natural" al futuro gobierno de Rolando Figueroa.

El ahora intendente electo, que había perdido con Figueroa las provinciales, mostró la otra cara, la del triunfo, y, sin ruborizarse, se atribuyó esa victoria contra el propio gobernador, ninguneando a quien en realidad fue su contendiente, Rubén García. No solo eso: habló de "carpetazos" en su contra, instrumentados supuestamente por Figueroa. Y vaticinó que le iría mal si pretendiera gobernar con esa metodología denunciadora, a la que intentó vaciar de contenido real.

Quiso, tal vez, Rioseco, en las calientes horas de la victoria cutralquense, apartar de un manotazo lleno de votos las denuncias por malos manejos en el ENIM, el ente que administra, a partes iguales, con la vecina Plaza Huincul. Hay una causa en la Justicia, que ya empezó a actuar con esa investigación.

Puede o no ser esa la intención, acotada. Pero parece, más bien, la asunción de un rol protagónico a escala provincial, el rol de opositor, que estaba vacío después del triunfo de Figueroa en abril. Rioseco gritó fuerte con la contundencia de las urnas, que probaron holgadamente la vigencia de un sistema, con el que se podrá o no estar de acuerdo.

Un sistema clientelar, con híper abundancia de recursos estatales, un remedo neuquino a pequeña escala de las experiencias de los Sena en El Chaco, de Milagros Sala en Jujuy, pero, a diferencia de aquellos modelos, ejecutado directamente desde un poder ejecutivo municipal.

La continuidad, pues, ahogó el intento del cambio; y no solo eso, sino que acusó al cambio frustrado de haber inventado denuncias, de victimizarse, de organizar carpetazos; y hasta proyectó que esa metodología podría, eventualmente, seguir aplicándose ya con Rolando Figueroa en el gobierno.

Es posible que, con esta posición, además de consolidar su rol provincial en el reparto del equilibrio del poder, Rioseco abra una etapa de posicionamiento apuntado a lo que siempre ha hecho, terminar negociando.

Su desafío ha sido evidente, pero, al mismo tiempo, osado y de destino incierto. Porque el poder está en formación nuevamente en Neuquén, todavía no se sabe qué pasará con el MPN (que volvió a perder a manos de Figueroa, con Claudio Larraza, en Plaza Huincul), ni qué sucederá con el peronismo, sometido al resultado de las primarias de agosto y las generales de octubre.

En este contexto, hay un estado líquido de la política, sin un continente claro, por lo que puede resultar en un calmo y apacible lago, o en un torrente arrollador sin contemplaciones. Dependerá, en buena medida, de cómo Figueroa encare el tramo final del año antes de asumir, y cómo sea recibido, por quienes juran no estarán nunca con el gobernador electo, el amague de ser líder que intentó plantar Rioseco, bajo una pertinaz nevada, en Cutral Co.

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