Neuquén, una transición difícil

17 junio, 2023
Neuquén, una transición difícil

Cinco meses pueden pasar rápido o no: es una cuestión subjetiva. Pero, ese tiempo, que es el que hace falta para cambiar de gobierno en Neuquén, pasando de Omar Gutiérrez a Rolando Figueroa, del MPN a una coalición inédita, es algo más que contar días, semanas, meses. Es un tránsito pesado y complejo, sumergido a pleno en las inconsistencias nacionales y las propias. Con conflictos que se solucionan con la medida de lo excepcional, y respondiendo a esa característica marcada por la urgencia, y por la lenta decantación del equilibrio, de un extremo, el que lo manejó desde el año 2007, al otro, el que comenzó ya a incidir en todo, y se propone conseguir más aval y más poder desde las elecciones municipales que hay en este mismo período.

El escenario social y económico de la provincia va rumbo a un sinceramiento impuesto por las circunstancias críticas. De una especie de paraíso desarrollista alimentado por Vaca Muerta, se ha pasado a una meseta llena de inconvenientes financieros, atravesada por la convicción del crecimiento incesante del gasto público, liderado por la extraordinaria masa salarial que el Estado ve crecer en función de sus propios acuerdos con los sindicatos hegemónicos. Y hay, y habrá, nuevos conflictos.

Esta semana, se salió de uno de los más molestos para el gobierno de Omar Gutiérrez: el protagonizado por trabajadores de Desarrollo Social, la cartera que entró en crisis tras la evidencia de una estafa resonante con los planes sociales, investigada actualmente por la Justicia. Ese conflicto creció y se mantuvo por fuera de los cauces de los sindicatos. Cada vez que sucede algo así, como sucedió antes en Salud, el gobierno desespera. El descontento de muchos empleados por no poder acceder a recategorizaciones (ascensos, mejora en salarios) empezó a ventilar intimidades poco graciosas para el poder, como, por ejemplo, la evidencia de ñoquis de alta categoría. El gobierno trabajó en esa herida abierta en un flanco sensible, y finalmente llegó a un acuerdo, mediante el decreto 1123 del 14 de junio, que dispuso “la reapertura del Procedimiento de Negociación Paritaria sectorial con ámbito de aplicación en las Subsecretarías de Desarrollo Social y Familia, Ley 3077, a los efectos de revisar y modificar contenidos del Convenio Colectivo de Trabajo vigente”. Es decir, reabrir la paritaria que se había firmado silenciosamente a principios de año con ATE y UPCN, y contemplar, inexorablemente, más recategorizaciones, más pases a planta, más gasto en un ministerio que tiene más de 4 mil empleados.

En el medio de los tironeos, renunció la subsecretaria de Desarrollo Social, Sandra Ruiz. La renuncia trascendió, fue confirmada desde el mismo ministerio por vía extraoficial, y después, “pisada” a fondo por órdenes de más arriba. El suelo de la cartera se sigue moviendo, y puede suceder cualquier cosa, sobre todo si avanza la investigación de los fiscales, con la lupa puesta sobre la cantidad de millones que movieron una cantidad variable de personas para desviar desde la atención a carecientes hacia los gastos (¿electorales?) de la política.

En la misma semana, se aprobó la ventaja para los empleados públicos, que los diferenciará del resto de los mortales, en la aplicación concreta del Impuesto a las Ganancias (tributo nacional); y abrir el acceso al fondo anticíclico (FEDEN) para usar ese dinero obtenido de las regalías de la exportación petrolera, a pagar jubilaciones también estatales; y, eventualmente, utilizar los dólares ahorrados (41,4 millones, al 28 de abril) para afrontar los inmediatos vencimientos de deuda en moneda estadounidense. En concreto, todo lo que el Estado tiene podrá ser usado para el autosocorro, habida cuenta que la masa salarial, en el mes que se debe pagar medio aguinaldo, trepa hasta la cumbre, un lugar factible de ocasionar mareos y desesperaciones de ansiedad incontrolables.

Mientras, la política electoral sigue su rumbo, ahora conducida centralmente por Rolando Figueroa y su coalición variopinta. Lo inmediato es buscar la victoria en el feudo de Ramón Rioseco, Cutral Co, y -complementariamente- también en Plaza Huincul. Esos comicios se realizarán el 23 de julio. La “comarca petrolera”, como se la conoce desde el siglo pasado, sufrió un sacudón la noche del viernes, cuando se produjo un ataque incendiario contra el local del candidato del sector de Figueroa, Claudio Larraza. En las pintadas de los “vándalos” se hace mención a “los azules”. A las 11 de este sábado, muy pocos referentes de otros partidos políticos se habían comunicado con el candidato que sufrió la agresión, mientras tramitaba la denuncia presentada ante la Justicia. “Se va a poner bravo este asunto”, se comentaba en el ambiente político. El “asunto” es la pelea en el feudo, pues, según el resultado, cambiará el equilibrio de la balanza política provincial. Hay mucha expectativa del sector de Figueroa por lo que serán, en septiembre, las elecciones en Plottier, ya que avizoran un triunfo, tras superar diferencias por las candidaturas; y un resultado igualmente satisfactorio prevén tener en Villa la Angostura.

Así, la transición entre Gutiérrez y Figueroa, podrá ser ordenada, incluso amable, pero tiene y tendrá complicaciones muy concretas, todas vinculadas al ejercicio del gobierno en un año muy difícil de la realidad argentina. Cuando el dinero escasea, sea por la razón que sea, la política languidece, pues no hace más que reflejar la inquieta voz de un pueblo que sufre y se queja, y descree un poco más a cada minuto que pasa sin que se establezca alguna certidumbre.

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