Dificultad política: Cómo explicar el presente

24 octubre, 2022
Dificultad política: Cómo explicar el presente

El presente, esa circunstancia efímera, tiene un peso decisivo en la política de hoy, así en Neuquén como en toda Argentina. En un país acostumbrado a hacer política con el pasado hablando del futuro, lo que hoy sucede siempre ha sido relativizado, escondido, disimulado, distorsionado. Hoy también, pero aparece un dato que viene desde la ciudadanía, no desde los dirigentes ni los candidatos: es un malestar creciente acerca de esa costumbre de equivocar, a sabiendas, los tiempos y la urgencia.

El presente, especialmente para los oficialismos, es de difícil explicación, y por eso no conviene demasiado hablar de ciertas cosas. Cuando se torna ineludible la circunstancia, se recurre a la herramienta del pasado, o lo que vendrá presuntamente: jamás, o muy pocas veces, se responde con la acción y la palabra unidas, en un hecho concreto que remedie la dificultad o apunte a ello.

La cuestión asoma con extrema crudeza en el MPN, por sobre toda otra estructura política. En el partido provincial se registra, como se preveía, un cisma importante, una división. Por primera vez en su historia, apartando la formalidad y el maquillaje legal del asunto, el MPN competirá consigo mismo, dividido en dos fracciones, en una puja que la interna no pudo o no quiso resolver. Esto desnuda intimidades y evidencia fragilidades propias de cualquier estructura aferrada al poder por seis décadas. Es como estar frente a un espejo, y pretender no ver en él nuestros propios gestos.

Que la interna haya fracasado, y que de esta situación haya emergido la proclamación del candidato y vicegobernador Marcos Koopmann para enfrentar al candidato y diputado nacional Rolando Figueroa, configura un escenario no solo inédito -por la magnitud todavía no asumida de la ruptura que implica- sino también catalizador de errores, aciertos y jugadas confluyentes a favor y en contra de la épica partidaria vigente en la provincia.

Extrema, en principio, la fragilidad relativa del gobierno que lidera Omar Gutiérrez, también presidente partidario. La gestión sufrió en la última quincena el ataque vía denuncias judiciales a dos funcionarios, Adrián Urrutia y Ernesto Seguel. A ambos les apuntaron por presunto abuso y acoso en ámbitos laborales del Estado. Las meras denuncias precipitaron el virtual apartamiento de sus funciones, y abrieron una preocupante herida bajo la línea de flotación de la impoluta imagen institucional. El gobierno tuvo un ataque de paranoia, ante la posibilidad concreta de que se utilice el mecanismo científicamente, aprovechando la liviandad disparatada que ofrece el actual cuerpo normativo, capaz de condenar sin necesidad de llegar a un juicio.

Esta situación, poco frecuente hasta este presente difícil de explicar, se magnifica por el cisma. El espejo le devuelve al oficialismo el gesto de silencio amplificado por el grito del reflejo, de quienes, estando en el MPN, no se sienten en “este” MPN, sino en el otro, el que se disfrazará de oposición para competir en las generales del año próximo. Obviamente, no se trata aquí de los dos funcionarios en cuestión, sino en lo que podría evidenciarse políticamente con la suficiente intención: es decir, un mecanismo de autoritarismo y persecución hacia “las bases” propias en el seno del Estado.

Esta es la dificultad de explicar el presente: hablar de la pobreza como se lo ha hecho tradicionalmente en el MPN, por ejemplo (recurrir al tema de que argentinos o extranjeros llegan todos los días a Neuquén buscando la salvación para sus males), puede no servir cuando hay una parte (rebelada) del propio cuerpo que niega ese argumento, o, al menos, lo interpreta de otra manera. Lo mismo con la educación, con la seguridad, y con cualquier otro tema, como, por ejemplo, el de los funcionarios “acosadores” que desnudarían una metodología perversa en vetusto Estado neuquino.

Cualquiera de estas posibilidades se puede dar, y, de hecho, se están dando en el actual contexto. Esto hace prever que la política entra en el terreno más difícil, ese que les pone pozos y barreras a los intentos de manejar todo desde atrás de un (solo uno) escritorio; y que el cisma del MPN es la característica central del presente escenario, por lo que no habrá chance alguna de eludirlo.

Habrá que explicar el presente, por más difícil que se torne tal empresa.

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