El MPN ahora le arrima al bochín del municipio capitalino
La primera semana tras la ratificación de la continuidad del MPN (y del resto del establishment político, cada quien acomodado en su lugar) fue una de las más felices de la historia para el equipo de gobierno que comanda Omar Gutiérrez. El gobernador paseó el triunfo por algunos de los reductos que sostienen las claves populares del partido, y se comenzaron a dar señales de la nueva campaña ya comenzada, la que irá por la conquista del gobierno capitalino, con el ministro Mariano Gaido aprestándose a arrimar la bocha al bochín, pues el MPN entiende que solo le falta sintonía fina y división ajena para ganar la plaza que perdiera en 1999.
Los felices triunfadores creen que ahora sí, hay razones para recuperar el castillo del distrito político más importante de la provincia. La floja performance de Horacio Quiroga, dicen, solo es la primera muestra de la decadencia del sector político que lidera. Confían en que se acentuarán las divisiones, y resaltan actos concretos como la expulsión de los radicales que osaron desafiar al reino, encabezados por el archienemigo de Quiroga, Alejandro Vidal.
Saben que el PRO no aceptará otro candidato que Marcelo Bermúdez, y que Quiroga no lo quiere allí. Fantasean con que habrá otro u otros candidatos dentro del arco que contuvo –o contiene- a Cambiemos (¿David Schlereth?). Pero, sobre todo, aprecian el significado emblemático del triunfo de Carlos Koopmann en Zapala, que terminó con la hegemonía del filo-kirchnerismo liderado por Soledad Martínez y Raúl Podestá, y de paso, dejó atrás a Pablo Tomasini, el desplazado de ese sector que fue respaldado por Cambiemos en una jugada de último momento, que se reveló inútil.
Claro que el escenario capitalino tiene una complejidad todavía no esclarecida del todo. En este distrito quiere volver a jugar Jorge Sobisch, envalentonado con los tres diputados que pudo conseguir, con la Democracia Cristiana, instalar en la Legislatura 2020. También afirman que jugará Causa Común (CC), la agrupación creada el año pasado a partir del hervor político nucleado en la cooperativa CALF, con el fin principal de encumbrar como candidato a la intendencia capitalina a Carlos Ciapponi. La CC es una agrupación en donde se amalgama una representación que combina radicales con peronistas, organizaciones sociales diversas, y, por supuesto, el MPN. Y queda por ver si Marcelo Zúñiga conseguirá, o no, ser el candidato por Unidad Ciudadana, para arrastrar votos en paralelo a lo que haga finalmente el kirchnerismo en octubre.
El contexto, mientras tanto, es inestable. La persistencia de la alta inflación ha conseguido generar un malhumor social importante en todo el país, del que Neuquén no escapa. El jolgorio estatal oficialista no alcanza a disimular fracasos rotundos, como por ejemplo el desaprobado por escaso nivel de participación dispositivo Aprender 2018. Neuquén arrastra el estigma de no tener en esa muestra nacional una evaluación concreta de cómo está el nivel educativo de los alumnos de la provincia. Sólo por la tenaz negativa del gremio docente ATEN, que consiguió este triunfo al revés, parecido al de tantos años en el que desde el sindicato se enarbolaba la bandera con la consigna “escuelas cerradas” para enfrentar gobiernos del MPN, sí, el mismo partido con el que este año cerraron un acuerdo pleno de besitos, abrazos y promesa de felicidad en las aulas.
El MPN, concentrándose en la elección capitalina, no podrá descuidar la nacional, porque puede haber diferencias que obliguen a otra interna, por las candidaturas al Congreso. Guillermo Pereyra quiere repetir en su banca del Senado otro período. ¿Es ese el candidato que quiere Omar Gutiérrez? Habrá que ver cómo se acomodan los melones en el carro.
Rubén Boggi
