Se acentúa la polarización en Neuquén

25 noviembre, 2012
Se acentúa la polarización en Neuquén

Cada día que pasa, se reafirma la polarización política que enfrenta y enfrentará al MPN, con todos sus matices y contradicciones, con el sector todavía indefinido que encarna como oposición el intendente capitalino Horacio Quiroga.

Es una polarización que al menos por ahora beneficia más a Quiroga que al MPN. A diferencia del kirchnerismo, que mejora cuando tiene enfrente un enemigo claro, a tal punto que si no lo tiene lo inventa, el MPN funciona mejor con la dispersión de sus opositores y se incomoda cuando algo o alguien se destaca demasiado.

La coyuntura de fin de año, a la que se llega entre ansiedades financieras y tropiezos conflictivos, muestra con claridad que en términos relativos hay abstracción de protagonistas diversos de la política, y concentración de la atención en esa polaridad.

Así pudo verse en la reunión de la Comisión de Presupuesto y Hacienda de la Legislatura, en la que el MPN votó dividido, como parte de ese remolino acelerado que divide en su girar impiadoso la política actual. Fueron votos a favor y en contra de Quiroga. No es cierto que haya sutilezas técnicas, en una decisión legislativa que sólo puede aprobar o rechazar, nunca modificar, lo que a nivel municipal se ha decidido.

A tal punto es así la realidad, que el diputado de Libres del Sur, Jesús Escobar, hizo una ardiente defensa de sus pares del MPN que votaron contra el endeudamiento de Quiroga, y hasta se permitió llamar “compadrito” al secretario de Coordinación del Gabinete municipal, Marcelo Bermúdez, por entender que el funcionario osaba desafiar la categoría política de los diputados.

Dicen que la política bicéfala en el bloque del MPN es una consecuencia no deseada del “dejar hacer” que suele aplicar como método el gobernador Jorge Sapag. No parece ser así, porque de hecho si hubiera un grupo de diputados que respondiera más al ministro Guillermo Coco que al propio gobernador, esto no sería sostenible en el corto plazo, en principio, para el propio Coco.

Quienes evalúan esta posibilidad, sostienen que Coco presiona a Quiroga para doblarle el brazo con vistas al futuro contrato de concesión que inexorablemente terminará firmándose entre el Ente provincial EPAS y el Estado municipal. Esto es cierto; hay presión provincial sobre el gobierno municipal, hay en realidad una guerra, que a veces es fría y otra caliente, como se ha dicho ya muchas veces desde este diario.

Pero no puede deducirse de allí que haya dos MPN, uno permisivo con Quiroga y otro que trabaja a cara de perro. Más bien hay dos caras de una misma moneda, dos aspectos de un solo partido que pelea con otro (u otros), en una batalla cruzada todo el tiempo por las advertencias sobre el panorama electoral que viene.

En realidad, el conflicto entre el gobierno provincial y el municipal capitalino, que estaba en vigencia por la cuestión del EPAS, se acrecentó después con la tragedia del supermercado. La semana que siguió al desastre fue tremenda para el gobierno de Quiroga. El intendente lo llamaba a Sapag, y Sapag no contestaba ni daba señales. A tal punto llegó el frenesí, que en una charla con funcionarios intermedios hubo gruesos epítetos municipales calificando la actitud de silencio telefónico con menciones a la carencia de valor en situaciones difíciles.

La situación se mantuvo muy tensa hasta que se firmó un convenio de tono menor entre el Municipio y el EPAS, situación que juntó en un mismo acto a Quiroga con el titular del ente provincial, Víctor Marecos. Un par de días antes de ese encuentro, Quiroga había logrado hablar con Sapag, y había recibido, aseguran, un compromiso de no ataque a las bases institucionales del Municipio de parte del MPN.

Pero la situación objetiva se mantuvo sin cambios: el MPN, empeñado en que el Estado municipal se haga cargo de una buena parte del financiamiento de las obras de agua y saneamiento que necesita la capital de manera urgente; el gobierno municipal, sosteniendo que la responsabilidad principal de aportar financiamiento lo tiene la provincia, no solo por razones históricas, sino porque es la dueña de un presupuesto mayúsculo, pero sobre todo, porque la “empresa” que da el servicio es en realidad una dependencia más del Estado provincial, fuertemente subsidiada, a tal punto que cuestiones como el cuadro tarifario, la cantidad de empleados, o el servicio que presta en otras ciudades de la provincia, conspiran contra las inversiones que debe hacer en la ciudad capital.

Así, lo objetivo es que hay dos cuestiones concretas en danza: por un lado, el presupuesto municipal. Allí el MPN trabaja, aliado con bloques como el del PJ, en redefinir partidas para incorporar obras que tienen que ver directamente con el EPAS. Por el otro, las obras que se harán con los bonos, es decir, los 200 millones de pesos que la Legislatura frenó, pero que habilitará antes de fin de año. En esas obras también se quieren algunos cambios, para dar prioridad también al EPAS.

Esto es complicado ya de por sí, pero se complica más porque las “empresas públicas” de servicios en Neuquén, es decir, tanto el EPAS como el EPEN, tienen otro poder que compite con el político, que es el poder sindical. Son reductos muy fuertes del gremio ATE, con directa influencia política en algunos partidos, en especial, en dos: uno es el MPN, el otro es UNE.

Es otra relación ambigua y conflictiva. Durante la semana pasada se vivió un episodio de fuerte violencia, con enfrentamientos entre sindicalistas y la policía, que volvieron varios casilleros atrás la pretendida paz social que se había instalado como uno de los valores esenciales del nuevo modelo sapagista. A las pocas horas, se había firmado un acuerdo salarial, precipitado sin duda por el acontecimiento violento.

Después de este hecho, el MPN cerró filas con los gremios, y ahora se negociará como frente con el gobierno municipal de Quiroga, al que se está apretando también desde el sindicato municipal, con el compromiso (alentado también por Libres del Sur, pero habilitado en el Deliberante con otras fuerzas) de equiparación de las asignaciones familiares con las que paga Nación.

No hay otra manera para interpretar todo el cúmulo de cuestiones políticas y económicas en Neuquén que considerar esta polarización todavía difusa. Falta solo que el MPN concilie sus diferencias internas, con la elección de candidatos para el 2013; y que se dirima la interna radical el 16 de diciembre, para que el quiroguismo haga lo propio, avanzando en el armado que sueñan sus dirigentes, que integraría a NCN, CC-Ari, UCR, y algún que otro partido, para constituir el núcleo de construcción hacia el 2015.

Rubén Boggi

Te puede interesar
Últimas noticias