Pandemia, liderazgo de Gutiérrez, crecimiento de Gaido

11 julio, 2020
Pandemia, liderazgo de Gutiérrez, crecimiento de Gaido
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La política se construye incesantemente, aun en las peores épocas, o, tal vez, especialmente en las peores épocas, entendiendo como tales aquellas en que hay uno o varios factores que agregan cuotas de sufrimiento a la sociedad. La política es una actividad sin recesos, sin vacaciones, sin fines de semana armados artificialmente con feriados extendidos. Y tampoco se detiene por una pandemia. Al contrario, la pandemia ha exacerbado a la política. En estos días, se ven extremos de confrontación que prefiguran el escenario que está armándose para conjugar, para darle coherencia, a lo que surge de una cuarentena tan larga como indefinida, tan opresiva como tolerada. Un laberinto sin centro ni salida. Un laberinto cerrado.

No es salida a ese laberinto lo que se busca, sino, simplemente, motivos de crecimiento y vida dentro de él. El coronavirus ha sitiado a Neuquén. Lo primero que provocó, a lo largo de todo el tiempo que ha pasado desde aquella semana de marzo en que comenzó el aislamiento, es un aumento de la autoridad del Estado. Omar Gutiérrez, cabeza del gobierno, ha asumido con naturalidad un liderazgo que hasta ahora nunca había tenido tan claro. Las encuestas lo marcan con márgenes altos de imagen y de confianza en gestión. El manejo de la crisis sanitaria es avalado mayoritariamente. El descabezamiento de la cúpula directiva del Servicio de Emergencias SIEN, con el despido de Luciana Ortiz Luna, no le quitó porcentajes a ese respaldo mayoritario, sino que reafirmó, cualitativamente, su autoridad.

¿Significa esto que todo va bien? No, para nada. La situación es compleja. No escapa a la tensión que acumula la sociedad argentina en general. Así como la crisis sanitaria devenida de la pandemia es todavía avalada mayoritariamente, también provoca reacciones en contra cada vez más virulentas, asentadas en la insatisfacción, la desesperanza, y la incertidumbre económica.  El delito crece, retoma protagonismo. El paro económico ofrece dificultades muy concretas y construye, por su lado, las bases de sustentación para opositores y críticos. Todo muy larvado todavía, pero cada vez más inminente. Así como hay ovejas que vuelven al redil, como el Libres del Sur que había protagonizado aquel pase nunca del todo aclarado al Cambiemos, el año pasado; hay rebaños enteros que buscan iluminarse en otro candil. El mismo peronismo enciende, cada tanto, su linterna, para mostrar caminos optativos al MPN, mientras Alberto Fernández y Omar Gutiérrez se juran fidelidad en la coyuntura.

Es en el distrito capitalino donde la política se ve más clara, más trasparente. El intendente Mariano Gaido no le escapa al protagonismo en las difíciles, al contrario. Tiene muy claro que la capital es un distrito no apto para tibiezas. No solo querrá, y conseguirá, los más de 5 mil millones de financiamiento extra para obras. También cierra y firma convenios con el gobierno nacional, pacta respaldos extraordinarios del gobierno de Omar Gutiérrez, y trabaja en la erosión necesaria de aquellos a quienes ha elegido como adversarios de aquí a los próximos tres años: las figuras principales de lo que era Juntos por el Cambio, encarnados, a juicio del equipo municipal actual, en la figura de Marcelo Bermúdez.

Gaido construye política en la vorágine incesante de la política. Sabe que su destino es de alta exposición y protagonismo. Sabe que en 2023 deberá ser o candidato a la reelección o candidato al trono mayor de la provincia. Son desafíos muy fuertes, que, si bien estaban contemplados antes de ganar las elecciones, antes de enfrentar la gestión concretamente, ahora cobran una especial relevancia por la pandemia. La pandemia no reduce a la política, la potencia, la impulsa a niveles superiores, tanto de exigencia como de responsabilidad.

Por lo tanto, gran parte del MPN está concentrado en el distrito capitalino. La pandemia obligó a eso, también. Neuquén, como podía preverse, es el distrito con mayor número de casos de contagios, pero también es el distrito en donde están los principales centros sanitarios. Es el lugar en donde todas las movidas político-sanitarias se potencian, multiplican, y exponen al resto. También es el distrito que económicamente tiene más para perder, en industria y comercio. El que tiene más escuelas y cantidad de alumnos. Desde cualquier ángulo que se lo enfoque, el protagonismo de la capital aumenta. Y eso es política, y eso es referenciación necesaria en el Intendente.

¿Sabrá Gaido aprovechar el empuje de las circunstancias? Todavía es pronto para sacar conclusiones. Todavía lo peor, el miedo, no ha pasado. Habrá que esperar la fase siguiente, cuando la propia gente empiece a liberar su capacidad, su energía, que ningún régimen, basado en decretos, disposiciones, permisos, podrá frenar. Pero, si realmente concreta la sucesión de obras que ha anunciado, y sostiene al mismo tiempo una administración racional de los recursos de su administración, es posible que lo consiga.

En este contexto, la perinola puede caer sobre cualquiera de sus lados. Y, es posible, que no se ande con chiquitas, y caiga tanto sobre el “todos ponen” como en el “toma todo”.

Rubén Boggi

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