El coletazo petrolero y los cambios en el gobierno

La coyuntura de cambios de gobiernos tiene como contexto,
fundamentalmente en Neuquén, aunque no solamente, a los coletazos de aquella
resolución nacional que congeló el precio del petróleo, y produjo una
retracción en la actividad, en paralelo con los momentos de definiciones
políticas, que, aunque parezca increíble, permanecen en el misterio a pocos
días de que se concrete, efectivamente, el recambio gubernamental.

Es posible que en los primeros días de la semana que
comienza se produzcan suspensiones en las principales empresas de servicio.
Se habla de entre 600 y 1.000 telegramas. Algunos dicen que pueden ser más.
No importa tanto la cantidad, porque la consecuencia será una sola, y la
saben todos: anuncio de paro, de parte de los dos sindicatos fuertes en
Vaca Muerta, el de Petroleros Privados que conduce Guillermo Pereyra, y el de
Jerárquicos, que lidera Manuel Arévalo.

De esto es plenamente consciente la dirigencia político-gubernamental,
pero, en fin, es un factor más que se hace jugar en el tablero de las
apuestas. Particularmente en el MPN, donde hay una tensión bastante dura y
evidente, ya que el gobernador Omar Gutiérrez tendría toda la intención y el
propósito de acentuar su poder, sin dependencias de padrinos ni laderos ni acompañantes
sugeridos; y esto produce una reacción desde los costados, y aun desde el
centro del poder mismo, pues, a medida que se acerca la asunción de Alberto Fernández
(y de Cristina Kirchner) se agiganta la influencia y el peso de Jorge Sapag,
el hombre que está, también, en un vórtice propicio para definir lo que pasará
con él mismo y con lo que representa, hacia los próximos años.

Algo de esto se verá en YPF, por ejemplo, donde se debe
recordar la provincia tiene un representante en el directorio. Actualmente, es Norberto
Bruno, ministro de Hacienda y Economía. Pero Bruno, se dice, se irá del
Gabinete, y, por ende, dejaría también el cargo en YPF. Ese cargo es
ambicionado, obviamente, por Gutiérrez, y también por Sapag, pues es un
asiento en la primera línea de los sucesos petroleros. Este es uno foco a mirar
con atención en las próximas semanas.

En el Gabinete provincial, como se sabe, habrá quienes sigan
y quienes no, y quienes lo integren por primera vez o renovando antiguos pasos.
Hay que esperar, porque lo que se dice hoy, no necesariamente pasará mañana. Lo
que se dice hoy es que tienen boleto de salida, Juan Pablo Prezzoli, Cristina
Storioni, el mencionado Bruno, y también podría dejar su oficina de Producción,
Facundo López Raggi.

Marisa Focarazzo, Luis Sánchez, Andrea Peve, Pablo
Gutiérrez Colantuono y Jorge Lara, se dice también por ahora, seguirían
firmes, algunos con más poder que otros. No se sabe qué pasará con Osvaldo
Llancafilo, con Sebastián González, con Leonel Decharri. Y afirman que se
prepara el retorno, nada menos que como ministro de Gobierno, de Ricardo
Corradi Diez. Todo, en tono de chimento calificado, y tal vez, en algunos
casos, a modo de prueba para ver cómo puede repercutir el trascendido, como
suele suceder en política.

Se habla, además, como una continuidad de recientes hechos
que lo tornarían casi natural, del desplazamiento de la cúpula policial, que
se suele renovar con cada gestión. Empezando por el actual jefe, Ruben
Tissier. Y también se habla de cómo extender nexos y controles hacia la
Legislatura, y hacia el municipio capitalino y el Deliberante. En estos ámbitos
municipales, en donde el MPN ensayará un cúmulo de jugadas, no todas bien
intencionadas, construiría su cantero de tareas Gerardo Gutiérrez.

Para tener en cuenta en esta danza incomprobable de nombres
y posibilidades, está, insistimos, la situación en Vaca Muerta. Porque
es esta la que definirá buena parte del poder real en la provincia, y ahora, ese
poder no podrá calcularse en su exacta dimensión si no se pone en el entramado al
gobierno que asumirá el 10 de diciembre, y al componente neuquino que enlaza y
familiariza lo que sucederá en la Casa Rosada o en Olivos, o en la presidencia
del Senado. El peronismo le apuntará con decisión a Vaca Muerta. No será
para reducir beneficios empresarios ni nada de eso, sino, en todo caso, para
asegurar un foco productivo que, razonablemente manejado, solo puede traer réditos
aprovechables en lo inmediato, lo mediato, y lo de más allá también. Los
nexos neuquinos con el peronismo están en el mismo peronismo, pero también en
el MPN.

Por lo pronto, lo que sucederá esta semana, con posibilidad
de conflicto, tendrá a estos nexos trabajando activamente para condenar lo
que fue la última etapa del macrismo respecto del negocio petrolero. Y
augurando que un nuevo futuro se avizora. En ese futuro, todos se ven
sonrientes, aunque en realidad no haya muchos motivos, ni la esperanza de para
tirar manteca al techo.

En Argentina, acostumbrada a las burbujas temporales más
que a la continuidad convincente, es tan fácil sonreír como llorar, por
cualquier cosa que se mueva un poco fuera del control, y genere una mínima
inquietud, un atisbo de esperanza.

Rubén Boggi