Quiroga ante la rebelión de la isla ilustrada
Las singularidades de la política neuquina son muchas, pero de ellas, la más llamativa fue, en la última semana, la declaración de la Universidad Nacional del Comahue, que reafirmó un principio poco utilizado como confrontación en el país, pero firmemente arraigado en ese territorio que combina la ilustración y el fracaso: la Universidad se gobierna a sí misma, y el territorio donde funciona, le pertenece por entero.
El disparador de esta guerra entre el Municipio capitalino que gobierna Horacio Quiroga, presidente de Cambiemos, y la Universidad que gobierna –con permiso del Consejo Universitario- Gustavo Crisafulli, distinguido referente del peronismo kirchnerista y respaldado (50 millones de pesos para 2019) por el MPN, fue el anuncio de que comenzará la obra de la “Avenida de los Ríos”, una calle que osa atravesar territorio universitario.
Quiroga considera a la Universidad como una isla dentro del ejido municipal, un territorio que se declara independiente en tiempos de nacionalismos independentistas. El rector Crisafulli no solo reafirma la propiedad universitaria del territorio que ocupa (o que no ocupa, pero piensa ocupar), sino que aclara que la tierra no es del municipio, ni de la provincia, ni del Estado nacional: es de la Universidad, y en ese contexto, nadie podrá hacer nada, a no ser que el gobierno autónomo lo autorice.
El motivo de la confrontación parece exceder lo concreto, para ir más allá y adentrarse en la puja electoral directa del año próximo. Porque, en definitiva, es una calle. Un lugar para que la gente pase, también los universitarios. Pero, así como el Municipio afirma que está avalado por dos ordenanzas vigentes (11.012 y 13.047), que a su entender contemplan la extensión de la avenida Argentina hasta la traza de la nueva ruta 22; el gobierno universitario destaca que no tolerará intrusiones dentro de su territorio, y que el lugar por donde pasaría la avenida estaba destinado a otra cosa.
Quiroga, entonces, acuñó la denominación de “isla dentro de la ciudad” para el enclave académico, y acusa a Crisafulli de hacer política kirchnerista contra el progreso que pretende Cambiemos. Dice que la Universidad ya hizo lo mismo con la negativa a abrir al público la calle Libres Pensadores, que sigue utilizando como ingreso a la Casa de Altos Estudios, y estacionamiento, sin “permitir que se mejore la conectividad entre el Deliberante, la Ciudad Judicial y la Legislatura”.
El inflamado intendente truena con argumentos históricos que ciertamente tienen su peso. Dice, por ejemplo, que todas las tierras de la UNCo fueron primero municipales, y que se las transfirió para ser utilizadas con fines académicos, no para desarrollos privados, como –sostiene Quiroga- es toda la franja de Avenida Argentina desarrollada por AMUC, la mutual universitaria.
“La Universidad se piensa a sí misma como una isla, y desde allí, pretende que no tiene que dar explicaciones a nadie…ni siquiera presentar planos de sus construcciones, cosa que nunca hizo”, dicen desde el gobierno municipal. En la Universidad, hablan parecido pero al revés: acusan al intendente con motes parecidos, llamativamente, a los utilizados recientemente tanto desde el PJ como desde el MPN: un “caprichoso” que solo quiere hacer lo que le conviene a él y a sus “negocios inmobiliarios”.
El Intendente capitalino no solo no se arredra, sino que se agranda. Irá a defender los planes municipales ante la Justicia, si es necesario, y hará la Avenida de los Ríos igualmente, aun incluso comenzando la obra primero en las tierras que no le pertenecen a la Universidad.
El tema va más allá de una avenida: constituye, de hecho, uno de los puntos ideológicos de confrontación más reveladores de la coyuntura neuquina; y eso le otorga una importancia que conviene evaluar, sin distraerse en la anécdota, sino enfocando en las diferencias y en sus distintas consecuencias sobre la calidad de vida de la población capitalina.
Rubén Boggi
