En Neuquén se tira la pelota para adelante

3 junio, 2023
En Neuquén se tira la pelota para adelante

Hay una relativamente triste certeza en Neuquén: algo no se ha hecho bien durante mucho, mucho tiempo. Ese algo ha convivido con un relato exitoso y aciertos parciales. El resultado es que ahora mismo el gobierno de Omar Gutiérrez y del MPN solo podrá tirar la pelota para adelante, pues las fallas no pueden resolverse en corto tiempo. Esa pelota llegará, inexorablemente, a los pies del próximo gobernador, Rolando Figueroa. Así, comenzará a constatarse su propia capacidad para el juego.

La Caja de Jubilaciones del Estado, administrada por el ISSN y sometida a las decisiones del gobierno de turno, entró en deterioro hace mucho tiempo, arrastró penosamente ese vaciamiento casi ciego, casi irresponsable, y llegó a este 2023, fundida: un pronunciado déficit estructural (no ingresa, por aportes y contribuciones, el dinero suficiente) llevó a las autoridades a derivar dinero de la obra social, con el inmediato costo de resentir sus propias operaciones. La realidad es que hoy la obra social del Estado está en mora con proveedores y con algunos servicios cortados; mientras se le sigue pagando a los jubilados, en la Caja estatal, con dinero prestado y acumulando déficit.

En la loca algarabía de la demagogia política, esto convive con más incorporaciones a la planta permanente del Estado (más gasto), justificadas en el cumplimiento de “las leyes”, que son en realidad pactos con los sindicatos pasados por el trámite de la Cámara de Diputados; mientras se maquina qué hacer frente a los vencimientos de deuda en dólares que se avecinan vertiginosamente, el gobierno verá aprobar -con o sin disgusto y haciendo mohínes- en la Legislatura un cambio en la ley del fondo anticíclico, integrado por regalías de la exportación de hidrocarburos, para que salga de allí el dinero con el que mitigar el déficit en las jubilaciones y, si alcanza, pagar cuotas de la deuda. Todo un poco más dramático por el descalabro nacional, que impone a las provincias un singular cepo a los dólares, mientras regala inflación hasta en la sopa.

Los diputados aprobarán por mayoría, y, tal vez, algunos cambios, el proyecto enviado por Omar Gutiérrez. En el fondo anticíclico hay, según le dijo a este periodista el jefe del bloque del MPN, Maximiliano Caparroz, unos 41,4 millones de dólares. Ese fondo, que actualmente genera renta en distintos instrumentos financieros, que incluyen bonos del Tesoro de los Estados Unidos, no sería tocado, sino que se afectarían los ingresos mensuales, estimados en 1.600 millones de pesos promedio: casi lo mismo que el déficit mensual de la Caja.

“Algo hay que hacer, no queda otra”, dicen los legisladores, mayormente. Algunos se conduelen más por los factores que produjeron esta situación, otros menos. Casi todos advierten que habrá que solucionar el problema de fondo. No quieren tocar la edad mínima para jubilarse en Neuquén (que va desde los 50 a los 65 años, según el sector del Estado y el género que se trate), ni aumentar la alícuota de aportes ni contribuciones. Por lo tanto, se apunta a relacionar directamente a las jubilaciones con el financiamiento directo desde el Estado. En concreto, estimar como una inversión o gasto más en el presupuesto un porcentaje de la masa global de las jubilaciones estatales, y, de ese modo, obligar a todos los ciudadanos neuquinos a financiar “solidariamente” a los empleados estatales. Actualmente hay 31 mil jubilados del Estado en Neuquén, y alrededor de 87 mil aportantes o trabajadores en la actividad estatal. Eso da una relación de 2,8 puntos de aportes por cada jubilado.

La pelota, pues, se despejará de las urgencias del área del actual gobierno hacia el campo contrario, que comenzará a jugar recién en diciembre. Será, probablemente, el nuevo gobierno y la nueva Legislatura los que tendrán que determinar cómo financiará Neuquén a sus jubilados estatales, tras admitir el fracaso de un sistema (el de reparto) que está en crisis en todo el mundo, y aquí, también, aunque centrado en este caso en el absorbente universo estatal.

Se debatirá, pues, porque enseguida asoman las evidencias del alto costo de mantenimiento de un Estado pretencioso, arrogante, vanidoso y poco propenso a la autocrítica; por lo que habrá voces exigiendo una reducción del gasto, que es la otra manera, poco usada en Argentina, de actuar cuando hay déficit. De hecho, la gran incertidumbre nacional ha frenado ya algunas obras, municipales y provinciales, a la espera de que se defina de una buena vez qué pasará con la cotización del dólar y con la imparable inflación, que amaga ser superior al 9 por ciento para la medición del pasado mayo.

El ajuste, como ya dijimos, será inexorable. Pero reconoce una gran diversidad de posibilidades, y será resuelto, obviamente, por la política, no por la economía, aunque sea difícil y tal vez absurdo separar las dos disciplinas.

Mientras tanto, bienvenidos sean los parches que remiendan el desastre. Se ha corrido el velo, una vez más, sobre el pintado paraíso neuquino. Ni paraíso ni infierno, apenas un territorio más dentro del agitado y a veces decepcionante mapa de la patria.

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