Carencias en medio de la abundancia

20 mayo, 2023
Carencias en medio de la abundancia

Hace ya tiempo -mucho- que se advierte esa tendencia afirmada, consolidada y, tal vez, inmodificable en Neuquén, a gastar más de lo que se recauda. Uno tras otro, los presupuestos deficitarios se presentan sin rubor alguno. La provincia que tiene generosos ingresos devenidos de la renta petrolera, tiene también deudas, sin que nadie necesite esforzarse en explicarlo: basta con aludir a las crisis nacionales. Es decir, la ineficacia de los otros.

Un costado testimonial de las falencias estructurales neuquinas se ve, sin maquillaje, en el Instituto de Seguridad Social de Neuquén (ISSN), administrador por vía doble de la caja de jubilaciones del Estado, y de la obra social de los empleados públicos. En las jubilaciones se refleja la concepción política que le dio forma a un Estado supernumerario, y a la construcción de un edificio gigante que suele tambalear por la delgadez de sus cimientos.

El tema del déficit en la caja de jubilaciones emergió a la luz del día, una vez más, cuando los integrantes sindicales de la conducción del ISSN reclamaron por deudas del propio Estado hacia la Caja. Es una razón atendible, pues se ha demostrado que los organismos públicos suelen no depositar los aportes en tiempo y forma (la deuda, así, es variable aunque constante); y lo mismo hacen los municipios.

Eso provoca problemas de financiamiento, que ya habían sido considerados antes. Y con decisiones fuertes. Por ejemplo, se había establecido por ley que, cuando un municipio no depositara los aportes de sus empleados, el ISSN podría tomar esa suma de la coparticipación que reciben. Esta vez, eso no se ha hecho. Tal vez porque el gobierno del MPN prefiere pagar las cosas a su modo y a su tiempo. En definitiva, la falla estructural es tan grande que el Tesoro asiste con fondos extra tanto a los municipios (la mayoría no puede pagar los salarios de sus propios empleados), como también al ISSN, para cubrir un desfinanciamiento crónico, al que el mismo Estado contribuye, en el curioso doble rol de deudor y acreedor al mismo tiempo.

El administrador del ISSN es actualmente el contador Néstor Hugo Martín. El funcionario ha sostenido que más allá de esas realidades, éstas no definen la gravedad de la situación, que es mayor: la caja neuquina, según su propia definición, no tiene arreglo. En concreto, hay ya más de 30 mil jubilados, y unos 80 mil aportantes activos. Es una relación de 2,8 activos por cada pasivo. No alcanza ni alcanzará nunca, según las proyecciones. Es decir, el alabado (por el populismo, en general) sistema de reparto solidario, nos lleva al exterminio de las jubilaciones financiadas por los propios trabajadores, y a una dependencia directa del financiamiento extra por parte del Estado. Según Martín, es imperioso que se financie a la caja de jubilaciones desde rentas generales del Estado. Es decir, que los dineros públicos se apliquen también a esta “inversión”, que supuestamente debería haber estado cubierta por el propio sistema.

Esta consagración oficial de la ineficiencia en la administración de los dineros del pueblo, no ocasiona vergüenza alguna. Es más: el gobernador Omar Gutiérrez presentó un proyecto de ley para que se pueda financiar el déficit de las jubilaciones con el fondo anticíclico integrado por una parte de las regalías de los yacimientos neuquinos. Ese proyecto, posiblemente con alguna cláusula que le pondrá plazos para que no sea para siempre, es respaldado, según se ha publicado, por quien asumirá el gobierno en diciembre, Rolando Figueroa.

Así, de a poco, se reconoce que Neuquén tiene carencias en medio de la abundancia, sin que todavía se haya dicho claramente si hay alguna intención de corregir las fallas que provocan esta singularidad estatal. Hablamos del Estado, y no de la sociedad, que, por fuera del Estado, debe soportar una pobreza cada vez más consolidada, que oscila en los últimos años entre 35 y 40 por ciento del total de una población dinámica, cambiante y ciertamente aluvional.

Esta certeza hecha pública ahora, pero que se sabe desde hace mucho tiempo, configura una gran preocupación, y, posiblemente, absorba toda la energía inicial del próximo gobierno. Nadie sabe cómo, pero no solo habrá que aumentar recursos (que aumentarán, todavía gracias a los hidrocarburos) sino también reducir gastos; y, en particular, los gastos improductivos del propio Estado, con una dimensión solo entendible en el contexto de la larga hegemonía política del MPN, que ha usado los dineros públicos para sostener su propia larga vida en el poder.

Alguna vez, este escriba sostuvo, en una vieja columna editorial, que Neuquén, al estilo de aquella pintura escalofriante de Goya, Saturno comiéndose a su hijo, se comía a sí misma. Muchos años después, esto se termina aceptando aunque sin confesar el pecado.

Ahora, ya sin tiempo para maquillajes, el gobernador saliente, y el entrante, están obligados por las circunstancias (otra gran crisis nacional) a enfrentar una “emergencia” que no es tal, sino una lógica consecuencia de gastar por conveniencia política antes que por el uso racional y austero de los dineros públicos, aplicados a las conocidas tres “patas” de sus obligaciones, la salud, la educación, y la seguridad.

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