En Neuquén el ajuste sí empezó por el Estado

En Neuquén el ajuste sí empezó por el Estado
El auditorio de Casa de Gobierno
El auditorio de Casa de Gobierno

Fue una semana frenética, con aumentos descontrolados de precios y anuncios de otras subas que instalaron la sensación (o certeza) de panorama económicamente sombrío, justo rumbo a las Fiestas de Navidad y Año Nuevo.

Las respuestas al mega decreto de necesidad y urgencia (DNU) del presidente Javier Milei incluyeron marchas de gremios, quejas de organizaciones sociales y, por supuesto, cacerolazos tanto en la Capital Federal, como en otras grandes ciudades, especialmente de la provincia de Buenos Aires.

Desde el gobierno libertario se habló de los espantosos manejos de las administraciones anteriores, de los despilfarros y de la necesidad de cortar de raíz esa inercia que decantó en los últimos meses de Alberto Fernández (corrido de la escena en medio de la estampida inflacionaria) y en el triunfo de Milei, quien se despojó de cualquier atisbo de gradualismo.

Privatización de compañías del Estado, aumentos en los servicios de medicina prepaga, también en los intereses de las tarjetas de crédito, nuevas reglas (malas para los inquilinos) en los contratos y eliminación de los controles en los precios de los alimentos, es lo que viene. Le duela a quien le duela y lo niegue quien lo niegue, es irrefutable que la motosierra cayó sobre la clase media.

No obstante, Milei había avisado. Y el que avisa no traiciona. Se le podrá achacar, claro, que aún está en deuda con aquello de la arremetida contra lo que, camino a las urnas, bautizó la casta. Para ello habrá que ver el contenido de la reforma del Estado que aún se encuentra en proceso de redacción. Pero el ajustazo fue brutal y sin anestesia.

Muy distinto es lo que ocurrió durante las dos primeras semanas de gobierno en la provincia de Neuquén, donde el gobernador Rolando Figueroa (quien cuestionó el DNU de Milei) avanzó contra los privilegios de la clase política y puso primera en la eliminación de los gastos innecesarios del Estado.

El gobernador ya recortó el uso de teléfonos celulares (avanzará hasta dejar sólo los que se asignan a servicios esenciales); y lo mismo hizo con el alquiler de vehículos (en la gestión anterior, dicen, hubo funcionarios que hicieron un uso personal de las camionetas). También disminuyó los cargos políticos; y puso en marcha las auditorías para revisar tanto los pases a planta permanente del último año, como para identificar a los ñoquis.

También avanzó en la identificación de quienes tuvieron dos trabajos en el mismo horario y cobraron ambos sueldos; y de aquellos que cobraban planes sociales pese a ser funcionarios o agentes de la provincia.  En paralelo, la Legislatura aprobó la eliminación del régimen de jubilaciones de privilegio (que beneficia a quienes ejercieron cargos electivos), proyecto que había enviado el propio gobernador.

“Creemos que está claramente excedida la necesidad y la urgencia en varios temas del decreto”, dijo Figueroa sobre el DNU de Milei. Y, a diferencia de este, destacó el rol de las empresas del Estado. El gobernador aclaró que no está en sus planes privatizar compañías neuquinas, pero sí hará que sean eficientes, que no despilfarren recursos (la gestión que se fue terminó con una mega fiesta del ente de energía, EPEN) y que les brinden un servicio de calidad a la población.

Otro tema en el que Figueroa discrepa y que planteó en la reunión de gobernadores con Milei es el 15% de retenciones en la industria hidrocarburífera. Obviamente, el gobernador de la provincia de Vaca Muerta no está de acuerdo con ello.

“Los neuquinos tenemos un estilo de vida y no lo pensamos alterar ni ceder”, dijo el gobernador. Y, en medio de este escenario nacional, el desafío es -sin dudas- grande. Por lo pronto los primeros pasos son auspiciosos. Es que mientras el gobierno nacional busca el regreso del impuesto a las Ganancias (llamado impuesto al trabajo), la provincia puso en marcha un programa de becas que garantizará la formación y capacitación de niños, adolescentes y jóvenes y que se financiará no sólo con recursos del Estado, sino también con el aporte de compañías petroleras. Aunque es imposible escaparle a la inflación que todo lo complica, las realidades son distintas.

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