Fotomultas: otra respuesta a la desidia al volante

Fotomultas: otra respuesta a la desidia al volante

Como generalmente ocurre en estos casos, hubo quienes recibieron a las llamadas fotomultas como una estrategia supuestamente destinada a incrementar la recaudación y pusieron el grito en el cielo. Pero es evidente que fueron la imprudencia, la desidia y hasta el desprecio por la seguridad de los demás -a la hora de conducir- los que le dieron sustento a la decisión municipal.

Hace ya varios años que las calles de la ciudad de Neuquén son frecuente y penoso escenario de las más variadas infracciones. Conductores que no respetan las indicaciones de los semáforos, excesos de velocidad en calles muy transitadas, detenciones sobre las sendas peatonales y estacionamientos en doble fila o con bloqueo de las rampas. En definitiva, un catálogo de faltas (algunas de ellas graves) que perduraron en el tiempo, muy a pesar de las multas y del acarreo de vehículos.

El resultado es un tránsito cada vez más riesgoso y con lamentables consecuencias. Las familias que lo padecieron dan testimonio de ello, pero muchos no quieren ver y se dejan llevar por la negligencia y hasta por la ira al volante. La cantidad de siniestros preocupa y alarma. Las campañas de prevención también abundan y lo mismo los llamados a la conciencia. Pero, aun así, hay quienes persisten en la irresponsabilidad de manejar en estado de ebriedad o de hablar por teléfono en plena conducción.

Esta nueva estrategia, la de las fotomultas, se apoya en un sistema al que las autoridades presentaron como inteligente y que, básicamente, consiste en la instalación de cámaras para desalentar o detectar a los infractores. La primera etapa es en cruces con semáforos, luego se irán expandiendo para castigar a los infractores donde más les duele: el bolsillo.

Las fotomultas serán elementos de prueba para sancionar a quienes crucen con el semáforo en rojo, excedan los límites de velocidad o hablen por teléfono mientras conducen (y es, esto último, una verdadera pesadilla de los tiempos que corren y que se padece, incluso, en las cuadras en las que hay escuelas).

Se dijo que para quienes no respeten las indicaciones de los semáforos, las multas serán de poco más de 140 mil pesos, pero -sin hay agravantes- las sanciones pueden llegar a superar el millón de pesos.

Mientras tanto, los accidentes son cada vez más graves, en especial cuando hay motociclistas involucrados, varios de los cuales circulan sin casco, con todos los riesgos que ello implica. No se respeta a las motos, tampoco a las bicicletas y ni si quiera a los peatones, que hasta son insultados por los automovilistas, en violentos procederes de incomprensible locura.

Está claro que son mayoría absoluta los conductores responsables y educados, pero los prepotentes e irresponsables (incluidos algunos de los que tienen licencia profesional) son tantos que obligan a tomar nuevas medidas.

Uno de los casos más recientes ocurrió en la Ruta 22 (en realidad, avenida Mosconi) cuando, en la intersección con Bahía Blanca, un Chevrolet Prisma impactó contra una Toyota Hilux. El resultado fue cuatro heridos, entre ellos un niño.

Para colmo de males, hay ocasiones en las que a la imprudencia se le suma la actitud canallesca y delictiva de quienes provocan los siniestros y huyen sin importarles el estado de sus víctimas. Ocurrió varias veces. Una de las últimas en la avenida Mosconi y Gatica (a muy pocos minutos del centro de la ciudad) cuando una mujer que conducía una Toyota Hilux provocó un choque múltiple y se dio a la fuga.

Sus víctimas, dos personas que circulaban en un Ford Fiesta, fueron trasladadas de urgencia al hospital Castro Rendón. Tan fuerte fue el impacto que el Fiesta terminó impactando a un Peugeot 208.

Si eso es inadmisible y repudiable, lo que sigue lo es aún más: eran cerca de las 20:30 cuando un joven de 32 años que circulaba en su bicicleta fue atropellado por sobre la Avenida Argentina, por una mujer que manejaba una camioneta y se dio a la fuga. La camioneta, dicen, era una Ford Bronco color gris que salía del estacionamiento de la Universidad Nacional del Comahue (UNCo).

Es por estas y otras razones que la implementación de nuevas estrategias para proteger la vida de las personas, no solo se torna necesaria sino también indispensable.

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