2019-05-16

¿Qué cristinismo negocia confluir con el MPN?

La construcción política en marcha, desde el “nuevo” MPN, no tiene en cuenta solamente este año, el electoral: apunta hacia el futuro mediato, es una construcción que recupera o intenta recuperar una concepción primigenia, la de aquel peronismo proscripto en la década del ’60 del siglo pasado, una gran concertación definida a grandes rasgos por “lo popular” y que se enfoca en integrar el poder con una representación político-sindical lo más amplia posible.

En este contexto no debe sorprender que tanto desde el MPN como desde el peronismo se aliente un frente electoral, que podría traducirse primero en la instancia municipal capitalina, y después en la confluencia hacia el voto para Cristina Kirchner, si es que esta mujer ex presidenta de “todos y todas” llega realmente a la competencia presidencial efectiva.

Tampoco debe sorprender que el sindicalismo (tanto estatal como privado) en Neuquén vea con buenos ojos la posibilidad de esa confluencia frentista, sea esta orgánica e institucional o solo de referentes que confluyen como “sectores de” estos dos partidos, el MPN y el PJ, que en el comienzo de las cosas políticas vernáculas estaban juntos, y que después se separaron, pasaron por confrontaciones varias y coincidieron ocasionalmente, según las coyunturas y las conveniencias.

Además, debe contemplarse como factor importante, en la coyuntura, la extrema paridad electoral entre el referente máximo de Cambiemos, Mauricio Macri, el presidente de la Nación; y el kirchnerismo ahora más “peronizado”, sintetizado, encarnado inevitablemente, por Cristina Fernández; y cómo juega esta expectativa en relación a la importancia de Vaca Muerta y su desarrollo inmediato.

El MPN apunta con ese contexto: no quiere romper con Cambiemos, antes de ver si Cambiemos gana o pierde; y no quiere quedarse afuera de lo que Cristina pide o sugiere, en la medida de que Cristina tenga expectativas ciertas de volver a ser la Presidenta.

Por eso, en el delicado entramado de la política, se podrán observar movidas como las de Carlos Quintriqueo y Jorge Marillán, haciéndose cargo de un kirchnerismo no Parrillista (si hasta lo fueron a visitar a Amado Boudou a la cárcel) con inserción buena en el MPN; como también se verá la influencia del cristinismo parrillista, que se acerca al MPN con la premisa de garantizar que Oscar Parrilli, a pedido de la jefa, acceda a una banca en el Senado.

El MPN, mientras tanto, abre las puertas y hace sus planes. Definirá con el pragmatismo que lo caracteriza.

Rubén Boggi


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