Llega Trotta, en medio de un inestable equilibrio
La situación puede definirse con el oxímoron, porque hay contradicciones que se juegan como si fueran parte de una coherencia, y hay equilibrios que se definen justamente por el desequilibrio. La llegada a Neuquén del ministro de Educación, Nicolás Trotta, será el viernes -según confirmaron desde el gobierno neuquino- y es el punto de inflexión, en el proceso de negociación con el gremio ATEN, para llegar al 3 de marzo con ese engendro posmodernista ideado por la peste, el de la "presencialidad alternada".
No hay mucho que Trotta pueda garantizar, con los bolsillos limados del Estado nacional como único soporte; pero sí puede, el funcionario, hacer algunas declaraciones públicas en formato de clave, y otras en la intimidad, en formato descarnado, para que el gremio docente tenga en claro que no solo se juega aquí en el plano gremial la suerte, sino, y fundamentalmente, en el nivel político; y, que, en estas circunstancias, jugar en contra será juzgado como una traición hacia Cristina, y Alberto. Con esas cosas no se jode, en un año electoral que es clave para asegurar, entre otras cosas, la continuidad del manejo de la cuestión judicial.
Trotta dirá que el gobierno de Alberto Fernández está comprometido con dar clases con escuelas abiertas, siempre que se cumpla estrictamente con el protocolo sanitario que sea diseñado, por consenso, entre el gobierno y el gremio. Esta postura, en Neuquén, refiere concretamente al Consejo Provincial de Educación, y arrastra inexorablemente la cuestión salarial. ¿Qué se negocia por los salarios? Fundamentalmente, una gradualidad, una curva que seguiría la curva de ingresos de la provincia, relacionada estrechamente con los volúmenes de producción de gas y petróleo.
Así, será muy importante la visita de Trotta, aunque no totalmente determinante: hay factores locales que escapan a la influencia del ministro del gobierno kirchnerista. No se sabe cómo será resuelto el oxímoron, pero el inestable equilibrio seguirá todavía, tal vez arreglado precariamente con un par de contrapesos que ayudarán a "pedalear" el año de definiciones parlamentarias e integración exacta del poder político en Argentina.
Rubén Boggi
