Aceptado: suspensiones masivas en Vaca Muerta

Vaca Muerta, y
también el sector petrolero de Chubut, aceptan
la gravedad de la situación del sector, y las suspensiones de personal,
como sistema para reducir los gastos de las empresas y sostener, al mismo
tiempo, la mayor cantidad de puestos de trabajo que se pueda.

Esto ocurre en
medio de la peor crisis petrolera de la
que se tenga memoria, porque nunca había
caído tanto el consumo de hidrocarburos como ahora, con la pandemia por el
COVID 19 como factor determinante.

Esto ha sido
confirmado. El propio Guillermo Pereyra,
secretario general del gremio petrolero, se los comunicó a sus afiliados, con un mensaje de whatsapp, muy a tono
con las actuales circunstancias de aislamiento forzoso. La Federación petrolera
no está de acuerdo. Al sur, en Santa Cruz y Tierra del Fuego, tampoco. Pero Vaca Muerta y Chubut, con
circunstancias especiales, han decidido aceptar la oferta inflexible de las empresas:
suspensiones masivas a cambio de preservación de fuentes de trabajo.

Esto, se sabe
también, es coyuntural. Durará lo que
dure la pandemia con cuarentena global. Es el factor que ha derrumbado el
consumo. Un factor más fuerte que los entuertos internacionales que precedieron
a esta crisis, y que habían bajado el
precio del crudo, como consecuencia del juego de potencias: Estados Unidos,
Rusia, China, y los Países Árabes. Ya no se trata del precio “administrado”
por los grandes productores. Se trata de
que el consumidor final, el dueño de un auto mediano, tiene el auto guardado en
el garaje, sin poder usarlo.

La caída del
consumo ha generado sobre-stock de petróleo. En Argentina, el no convencional
está, decididamente, parado. Los
yacimientos permanecerán inactivos, no todos, porque lo único que podrán hacer
es producir para cubrir la demanda. Y la demanda se ha achicado. Esto
afecta a las productoras y a las refinadoras. Y a toda la cadena, por supuesto.
En este contexto, en otros países
(Estados Unidos, por ejemplo) se acudió al despido masivo. En Argentina,
con sindicatos más fuertes y otra cultura político-económica, se intentará sostener el trabajo, pero sin
trabajar. Salarios mucho más bajos. Cese de aportes.

El sindicato
petrolero, en esta situación, asegura, por ahora, la cobertura de su obra social y los gastos médicos a sus afiliados.
No los podrá garantizar durante mucho tiempo, sin recibir los aportes de los
propios salarios de los trabajadores. Esta
es la situación. Dolorosa. Pero no duele la verdad. Lo que no tiene, es
remedio.

Rubén Boggi