La peste de hace 14 siglos, y de cómo se aprendió la honradez

11 abril, 2020
La peste de hace 14 siglos, y de cómo se aprendió la honradez
Justiniano
Justiniano

La historia,
dicen algunos, siempre se repite. En el caso de los virus y las pandemias,
también. Si usted no cree o desconfía de
estas temerarias afirmaciones
, recurra a la historia, y verá que entre el año 541 y el 544, un tremendo
brote de peste bubónica asoló a Europa y Asia
. En el pico de la mortandad
que produjo, llegaron a morir 10 mil
personas por día
. Reinaba el emperador bizantino Justiniano, quien también se enfermó, aunque pudo recuperarse.
¿Cómo se combatió la enfermedad? No
había remedios, y se recurrió al aislamiento.

La economía de entonces se derrumbó. Según el cronista historiador de aquella
epidemia, Procopio de Cesarea, “las
actividades cesaron y los artesanos abandonaron todos los empleos y los
trabajos que llevaban entre manos”. Justiniano recurrió a pelotones
especialmente entrenados de guardias del palacio, y echó mano al Tesoro Imperial. Con esos recursos, pudo, al menos, enterrar los cuerpos de miles de muertos
abandonados en calles y viviendas
.

Los propagadores
de aquella “pandemia” acotada al mundo occidental (América llevaba, entonces,
su propia libertad, ajena a esas civilizaciones) fueron los soldados imperiales, que iban de puerto en puerto.
Justiniano tenía campañas en marcha en Italia, África del Norte, Hispania. En aquel entonces fue al revés: desde allí,
los soldados la transportaron a China
.

“Se declaró una
epidemia que casi acaba con todo el género humano, de la que no hay forma
posible de dar ninguna explicación con palabras, ni siquiera pensarla, salvo
remitirnos a la voluntad de Dios”, escribió
Procopio hace 1.479 años
. Dejó testimonio de que “no afectó una parte
limitada de la Tierra, ni a un grupo determinado de hombres, ni se redujo a una
estación concreta del año (…) sino que se esparció y se cebó en todas las vidas humanas, por diferentes que fueran unas
personas de otras
”.

Cuando la peste
llegó a la capital del imperio, Bizancio, que ahora es Estambul, la asoló
durante unos cuatro meses. Justiniano,
entonces, como Alberto Fernández en Argentina
ahora, dispuso el confinamiento y aislamiento totales. Obligatorio para
los enfermos, y también asumido por quienes no lo estaban. Según cuenta
Procopio (ah, la importancia de los periodistas…) “no era nada fácil ver a
alguien en lugares públicos, al menos en Bizancio, sino que todos los que estaban sanos se quedaban en casa, cuidando de
los enfermos o llorando a los muertos”.

Y aquí, algo
interesante de destacar de lo ocurrido hace 14 siglos. Cuando terminó la
pandemia, “quienes habían sido partidarios de las diversas facciones políticas
abandonaron los reproches mutuos. Incluso aquellos que antes se entregaban a
acciones bajas y malvadas dejaron, en la vida diaria, toda maldad, pues la necesidad imperiosa les hacía
aprender lo que era la honradez”.

Así lo contó
Procopio de Cesarea. ¿Cómo contará el periodismo del Siglo XXI, la pandemia del
COVID 19?

Rubén Boggi

(Fuente: diario El País)

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