Tomas, la primera presión política para Gaido
El gobierno
municipal de Mariano Gaido instaló el tema viviendas, con la creación de un
Instituto para emprender la construcción de “soluciones habitacionales”, como
ha definido la política al rubro; y, se supone que absolutamente conectado con
esta circunstancia, una avalancha de ciudadanos demandantes ocupó tierras en la
zona de meseta más calificada y apropiada para la inversión inmobiliaria.
¿Por qué el
anuncio de una mayor oferta desde el Estado provoca un énfasis de la demanda
extorsiva con toma de tierras? Esto se debería leer desde la política, más que
desde la necesidad –que es imperiosa- ciudadana. Los sectores políticos que se
aglutinan progresivamente como oposición al MPN hegemónico (y se debe contar a
sectores que ciertamente pertenecen al propio partido provincial) están jugando
en estas renovadas y ampulosas, desde lo mediático, tomas en la meseta
capitalina.
Referentes que se
escindieron del MTD forman parte de la movida. El propio MTD formó un cordón
protector de militantes para que no se ocupan predios que la organización ha
reservado para sí en la codiciada meseta lindante con Casimiro Gómez y la
Autovía Norte. Se invadieron terrenos que estaban destinados para la mutual del
Centro de Empleados de Comercio, que también hacía sus movidas para conjurar la
situación. Toda la situación tiene un reflejo político inevitable, en esta
combinación tan Argentina siglo 21 que mezcla la demanda social urgente con las
maniobras de la inteligencia partidaria.
Desde la propia
toma surgió, en boca de algunos protagonistas, el nombre de Jorge Sobisch, como
auspiciante de las movidas concretas en procura de viviendas. Sobisch, tenga o
no que ver con la afluencia de carpas y reposeras a la zona en conflicto, sí es
concreto que ha emprendido una fuerte campaña desde su actual posicionamiento
en la Democracia Cristiana, para tener incidencia en el futuro Instituto
Municipal de la Vivienda, una idea que él mismo había impulsado en sus
campañas.
Lo concreto y
llamativo es que no es ocioso que un presunto avance político para buscar
soluciones de viviendas, tenga como primer reflejo un apriete a partir de la
usurpación de tierras. Es casi de Perogrullo que haya una extorsión y se
coquetee con provocar situaciones represivas, en un momento en el que los
gobiernos quieren evitar cualquier situación que tenga que ver con esos alardes
de la autoridad autoritaria que tanto nos ocupa y preocupa a los argentinos.
Rubén Boggi
