La política rentada, el rubro económico que surfea sobre las crisis

El rubro “política” es, en la economía argentina, el sector económico que mejor ha campeado todas las crisis desde 1983 a la fecha. No ha sido afectado por el desempleo (todo lo contrario), ha conservado el poder adquisitivo de sus ingresos, y representa uno de los mejores promedios salariales del país, con lógicas diferencias según el distrito.

Se estima que en el Estado neuquino hay unas 1.500 personas que trabajan en categoría política (así se llama) y para la política, solo en el Ejecutivo. El Legislativo también emplea gente para esos propósitos (más de 200), a cargo de cada diputado. Son salarios de excelencia, y esos puestos laborales son ambicionados por mucha gente que procura tener un empleo con poca exigencia y mucha gratificación.

Dentro del rubro están, por supuesto, los legisladores. Forman parte de un sistema político rentado que presuntamente tiene el objetivo de representar a la ciudadanía. Por ese laburo los legisladores neuquinos se llevan al bolsillo unos 170 mil pesos por mes. En ese nivel anda la dieta percibida a nivel nacional por los congresistas. Más una pila de beneficios a los que no accede un trabajador común, obviamente. Esos beneficios incluyen fueros que protegen al legislador, como podemos constatar en esta y en épocas anteriores de la política argentina, muy útiles para esquivar investigaciones judiciales, o, mejor dicho, sus consecuencias.

No se trata de demonizar esta situación, sino de ponerla en un contexto adecuado: si hablamos de rubros laborales económicos en Argentina, hay uno que atravesó crisis y tormentas con una eficacia asombrosa: la política rentada, el paso esencial y necesario para el financiamiento de la política en Argentina.

Rubén Boggi