El repunte, la meseta, y dos influyentes, en el mapa neuquino

8 julio, 2019
El repunte, la meseta, y dos influyentes, en el mapa neuquino
bermudez
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La circunstancia política en Neuquén se distingue en estos días por datos combinados y proyecciones cruzadas: ha repuntado el quiroguismo; el MPN se aposenta en una meseta en la que sumar sectores no siempre implica ascender escalones hacia los triunfos; y el peronismo kirchnerista consolida un puente en su propia grieta, cerrando filas con Oscar Parrilli para el Senado y Marcelo Zúñiga para la intendencia.

En el Juntos por el Cambio neuquino se aprestan a reasumir el alineamiento fuerte con Mauricio Macri, y tanto el candidato a senador, Horacio Quiroga, como el que aspira a la intendencia capitalina, Marcelo Bermúdez, se tienen fe en presentar una propuesta muy competitiva. El primer capítulo, importante, son las primarias de agosto: si Quiroga hace un buen papel allí, implicaría un espaldarazo para las aspiraciones de continuidad municipales, comandadas por el actual secretario de Coordinación del Gabinete.

En el plano municipal, el oficialismo sigue tejiendo alianzas probables. Algunas se les han caído, fruto de la labor empeñosa de sectores vinculados al MPN y enraizados fuertemente en la economía influyente de la ciudad; pero se dice que prosperará la firma de un contrato de coyuntura con una dama, de trayectoria vasta e interesante, que suele hacer alarde de libre y de pertenecer al sur. No tendrá Bermúdez tantas colectoras como el partido provincial, pero quedará satisfecho con tener alguna que considera indispensable para ampliar la cantidad de votos posibles.

En el MPN, son muy distintas las campañas paralelas. La de senador, con su boleta corta liderada por Guillermo Pereyra, cumple con el ritual emepenista a full. La de intendente, liderada por Mariano Gaido, se ha envuelto en una maraña de amplitudes, que, al menos por ahora, no han movido demasiado la aguja que marca la adhesión ciudadana en proyección estadística de votos. Pereyra es súper MPN, mientras para Gaido se ha elegido la variable amplia de una coalición que elude hasta el uso del escudito provincial con las siglas partidarias.

Metido como un ariete en ese afán emepenista, está el peronista Marcelo Zúñiga. Su construcción tuvo que remediar esa zanja abierta entre el parrillismo y el no parrillismo. Esto se ha solucionado, y ahora tiran en yunta. Para Zúñiga también será importante que en las primarias de agosto su sector, el kirchnerismo de Todos, tenga un buen desempeño. Sabe muy bien, además, que juegan con algunos (cuántos, nadie lo dirá, y es posible que no se sepa) votos del MPN que irán a engrosar las urnas a favor de la fórmula Fernández-Fernández.

Y está, además, Jorge Sobisch. Su planteo es muy sincero y creíble: va como una opción a los oficialismos, una propuesta genuina y propia, sin aditamentos ni exageraciones. Está ubicado en un plano de competencia con el que influirá en todos los demás resultados. Sobisch está haciendo una campaña medida, con afiches que han llamado la atención por su concepción estética, y recurrencia a las redes para publicitar algunas cuestiones inherentes a su concepción de la política.

El análisis en el que se coincide es hay distintos planos, pero todos se influencian entre sí. La polarización principal es entre la coalición comandada por el MPN con Gaido, y la que representa el oficialismo con Bermúdez: están parejos, con repunte de Bermúdez, y tránsito por la meseta de Gaido. En otro plano, se ubican como protagonistas importantes Marcelo Zúñiga y Jorge Sobisch: son los que relativizan una polarización cerrada, e influyen además en votos que se les caen a los dos sectores principales.

Falta agosto, y las primarias. Septiembre se abalanza a continuación. Por ahora, el optimismo, para cualquiera, es una osadía.

Rubén Boggi

 

 

 

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