¿Paz olímpica?

18 octubre, 2018
¿Paz olímpica?
1948_londres
1948_londres

(Especial por Jorge Gorostiza) En la Antigüedad, las guerras se suspendían para que los atletas pudiesen viajar hasta Olimpia, competir, y regresar a sus ciudades. Inversamente, los Juegos Olímpicos modernos, se han suspendido para que los ejércitos  se maten entre sí. Un deporte sin treguas.

Violencia racial y de género

En un principio, el muy meneado espíritu olímpico era solamente cosa de hombres blancos. La participación de atletas “no blancos” fue permitida recién en la IV edición de los Juegos, Londres 1908. Las mujeres tuvieron que esperar hasta la séptima cita olímpica, Amberes 1920, para ser formalmente admitidas.

Las dos grandes guerras

Los VI Juegos, Berlín 1916, fueron suspendidos por la Gran Guerra, o primera guerra mundial (1914 – 1918). La edición XII, Helsinki 1940, y XIII, Londres 1944, fueron aplazadas por la segunda guerra mundial (1939 – 1945). El primer conflicto se cobró la vida de más de 10 millones de personas. El segundo, más de setenta millones. Es decir, entre ambos, el doble de la población actual Argentina. Después de semejante holocausto, los Juegos volvieron a realizarse en Londres 1948. Desde entonces, las guerras siguieron realizándose, todos los años, en los cinco continentes.

Berlín 1936

Desde hacía 3 años Hitler gobernaba la Alemania Nazi.  Judíos, gitanos, marxistas y homosexuales eran perseguidos en todo el territorio. Sorprendentemente, el presidente del comité olímpico estadounidense, Avery Brundage, declaró que los judíos alemanes eran bien tratados y que la intención de suspender la participación de Estados Unidos en los Juegos se debía a una conspiración judeo-comunista. Durante la ceremonia inaugural, la mayoría de las delegaciones que practicaron el saludo nazi al pasar por delante del Führer. Alemania fue el país que ganó más medallas.

Melbourne 1956

En 1956, la Unión Soviética invadió Hungría y aplastó sangrientamente su rebelión socialista. En señal de protesta, muchos países desistieron de participar en los XVI Juegos Olímpicos celebrados en Melbourne, Australia. A pesar de la situación, Hungría participó con ayuda del COI. En el desfile inaugural su delegación fue ovacionada por el público, mientras que los representantes soviéticos fueron recibidos en total silencio. Ambos países se enfrentaron en la final de Waterpolo, con victoria de los húngaros vencieron 4 a 0.

Tokio 1964

Durante la segunda guerra mundial, Japón fue el último país en rendirse. Antes debió soportar dos ataques atómicos de los Estados Unidos, que destruyeron las ciudades de Hiroshima y Nagasaki. La llama Olímpica fue recibida por el atleta Yoshinari Sakai, apodado "el bebé de Hiroshima" quien nació el día de la tragedia.

México 1968

Los Juegos de 1968 serán recordados  no sólo por ser los primeros en celebrarse en la altura, con marcas que permanecieron por décadas, sino también por la violencia política y racial que los rodeó.

El 2 de octubre, diez días antes del inicio de los Juegos Olímpicos, el gobierno de Gustavo Díaz Ordaz cegó las protestas estudiantiles, a sangre y fuego, en la Plaza de Tlatelolco. Entre 300 y 500 jóvenes fueron masacrados por disparos del Ejército. Más de 6.000 resultaron heridos y detenidos.

Luego, durante los Juegos, la final masculina de 200 metros dejó una imagen imborrable. Los atletas estadounidenses, Tommy Smith y John Carlos, oro y bronce respectivamente, subieron descalzos al podio y, cuando sonó el himno de su país, bajaron sus cabezas y levantaron su puño enguantado de negro.  Era su modo de protestar contra la violencia racial dentro del comité olímpico de su país y, sobre todo, dentro del COI. El Comité Olímpico Internacional era presidido por nuestro conocido Avery Brundage, nazi confeso y defensor de los regímenes de Rhodesia y Sudáfrica. Después de la ceremonia, Brundage ordenó que ambos fueran expulsados de la villa olímpica. A su regreso a Estados Unidos, fueron crucificados por los medios, y sus familias amenazadas de muerte.

Munich 1972

Por segunda vez, los Juegos  se desarrollaban en Alemania. Si bien Berlín 1936 fue la celebración del nazismo, Munich 1972 fue la cita olímpica más violenta de la historia.

Avery Brundage suspendió los vigésimos Juegos Olímpicos durante una jornada: 5 de septiembre de 1972. Ese día, el comando Septiembre Negro tomo de rehenes a 11 de los 20 integrantes del equipo olímpico israelí. Después de un fallido intento de rescate resultaron muertos los 11 israelíes, 5 de los 8 captores y un oficial de policía alemán. La masacre de Múnich fue televisada a todo el mundo, en directo. El día después se celebró una ceremonia en el estadio olímpico. Participaron 80.000 espectadores y 3.000 atletas. Durante su discurso, Avery Brundage no mencionó siquiera a los deportistas asesinados.

Moscú 1980

Tras la invasión soviética de Afganistán, en 1979, el presidente estadounidense, Jimmy  Carter, propuso el boicot a los Juegos que se iban a celebrar al año siguiente en Moscú. Muchos países aliados de EEUU se negaron a sumarse al boicot, lo cual desató un complicado forcejeo entre gobiernos y comités olímpicos. Finalmente, países como Gran Bretaña o Australia, optaron por dar libertad a sus atletas para que decidieran por sí mismos su asistencia a Moscú. Carter amenazó con anular el pasaporte de cualquier atleta estadounidense que quisiera asistir a los Juegos. Ochenta naciones participaron en los juegos, el número más bajo desde 1956.

Los Ángeles 1984

A su turno, los soviéticos boicotearon la siguiente cita olímpica, Los Ángeles 1984. Sólo 14 países se sumaron  a la medida. Sin embargo, esos países que no concurrieron a los juegos, habían conseguido el 58% de las medallas en Montreal 1976.

Buenos Aires 2018

Actualmente existen 22 países en conflicto armado, la mayoría de ellos envió su delegación deportiva a estos Juegos. De acuerdo al último informe de Intermon Oxfam, cada día mueren, en promedio, 2200 civiles en alguna de las guerras que se están librando. Es decir que, durante los 13 días que duró nuestro encuentro olímpico, fueron asesinadas 28.600 inocentes, prácticamente la totalidad de la población de San Martín de los Andes. Desde hace casi 70 años, la IV Convención de Ginebra consagra la inmunidad de los civiles en toda guerra. “Siga, siga”, diría Lamolina.

 

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