Seguridad: la compleja batalla frente al terreno perdido

Seguridad: la compleja batalla frente al terreno perdido

Entre las herencias que recibió el gobierno provincial neuquino se encuentra la de los desaciertos en el ámbito de la seguridad. Sin dudas, una de las más pesadas, sino la más, por el impacto directo que tiene. Y sin dudas una de las que más urgencias requieren. De hecho, es prioridad.

Durante los últimos años, el área tuvo rango de secretaría y su titular, Marianina Domínguez, asistió a la profundización de la decadencia (con casos de justicia por mano propia incluidos). Y, con ella, a la propagación de los padecimientos que ya eran inocultables desde la gestión de la ex ministra Vanina Merlo, en la que incluso hubo intentos de linchamientos. Los últimos meses de Omar Gutiérrez (los que le siguieron a las provinciales de abril) fueron de profundización en el deterioro.

Asaltos a mano armada en el Parque Norte, robos en la zona del Parque Central, atracos en el Paseo de la Costa. Tal fue el retroceso del Estado y el avance de la delincuencia, que se llegó a un punto en que vecinos dejaron de lado las caminatas solitarias, para comenzar a organizarse en grupos. Otros, en cambio, se abrazaron a la penosa e indigna costumbre de llevar un puñadito de billetes, por si son abordados por delincuentes. Una locura, que también se explica en el incremento de la violencia.

Robos de vehículos, asaltos en los comercios del bajo, homicidios y delincuentes desenfrenados. Ese fue el escenario en el que asumió la nueva gestión. Sabía que la respuesta no podía demorarse y no se demoró.

Rolando Figueroa le devolvió el rango ministerial a Seguridad, le confió la conducción a un ex juez que eligió poner el pecho (Matías Nicolini) y aumentó el presupuesto, al tiempo que eliminó gastos innecesarios que se realizaban en otras áreas del Estado, para asegurarse una distribución inteligente y responsable de los recursos.

Ya no hay más camionetas al servicio de funcionarios, se les dieron de baja a infinidad de teléfonos celulares, se redujo la planta política y se instaló el concepto de austeridad. Esos (y otros fondos) darán oxígeno para invertir en la incorporación de policías, mejorar el equipamiento, fortalecer la capacitación y garantizar la mayor presencia de efectivos y móviles en las calles (reclamo naturalmente comprensible de los vecinos). Además del ministro, asumieron los nuevos jefes de la Cúpula policial y se puso al equipo en cancha.

Los otros cambios apuntan no sólo a diagramar estrategias para hacerles frente a las nuevas modalidades delictivas, sino también a actualizar el mapa del delito. En función de eso, el propio Nicolini se reunió con representantes de 17 comisiones vecinales de la ciudad de Neuquén.

“Tomo sus reclamos y me apoyo en ustedes, que son quienes reciben día a día a los vecinos. Es muy importante que dialoguemos”, les dijo a los representantes de las comisiones durante el encuentro, que se desarrolló en la sede de la vecinal de Bardas Soleadas.

Hablaron de los robos, de la venta de drogas y del hecho de que se había llegado a tal punto que hasta no era aconsejable circular en bicicleta a determinda hora. Ahora tampoco lo es. En fin, recuperar el terreno perdido frente el avance del delito es una batalla compleja, que ya ha comenzado a librarse aquí en la ciudad más poblada de la Patagonia. Algunos resultados ya se ven.

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