Murió Menem, síntesis de las contradicciones peronistas

Murió, este domingo, 14 de febrero, día de los enamorados, Carlos Menem. Fue gobernador de La Rioja, presidente de los argentinos, senador nacional. Tenía 90 años: un número que lo identificará para siempre con la década que gobernó al país.

Murió Menem, ese capicúa de la política. Fue caudillo en La Rioja y con esa imagen peleó la interna con Antonio Cafiero, y le ganó. Asumió con un pacto de anticipación firmado con Raúl Alfonsín, con quien después firmó otro, el de Olivos, que dio origen a la reforma constitucional y a las reelecciones y al período de cuatro años y a muchas cosas más, muchas que quedaron en letra muerta.

Fue peronista. Ortodoxo, heterodoxo, liberal, conservador, revolucionario, sindicalista, anti-sindicalista, federal, unitario, nacionalista, globalista, universalista. Pragmático. Achicó el Estado, y después lo agrandó otra vez. Frenó la hiper inflación, la inflación, consiguió la estabilidad, cayó en la recesión, tuvo deflación, le entregó el gobierno a Fernando de la Rúa, quiso volver después del incendio del país del 2001, enfrentó la interna peronista que se hizo abierta para todos los argentinos antes de las PASO, ganó por estrecho margen y le entregó el país a Néstor Kirchner, el segundo, para que tuviera que gobernar con 22 por ciento de los votos ciudadanos.

Tuvo escándalos, corrupción, juicios a montones, le puso fin a la colimba, quiso profesionalizar las fuerzas armadas, tuvo relaciones carnales con Estados Unidos, paseó por el mundo la fantasía de una Argentina potencia aliada con las grandes potencias, pasó fugazmente por la cárcel dos veces, una por peronista, la otra también pero por otras razones, ganó y conservó hasta la muerte fueros parlamentarios. Y se murió, como todos. Todos terminan muertos, y en esa muerte general que a todos nos alcanza, se entierran con el cadáver de turno una mínima parte de los amores y los odios, porque la mayoría sigue en la superficie, alimentándose de la carroña.

Aquí, en Neuquén, fue amigo de Jorge Sobisch y adversario incómodo de Felipe Sapag. Este mítico fundador del MPN había nacido, precisamente, el 14 de febrero.

Rubén Boggi