La educación se va por la canaleta de una cuarentena indefinida

4 mayo, 2020
La educación se va por la canaleta de una cuarentena indefinida
aulas cuarentena
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Las clases, virtuales, han sido ahora hasta un remedo de realidad no muy confiable, en cuanto a llegada efectiva y resultados verificables. El gremio docente, ATEN, clama por los cargos que no se cubren, y dicen que esto, pese a la coyuntura singular de escuelas vacías, igual perjudica a miles de alumnos. El gobierno ratifica y remacha con lo que se hace virtualmente, y con la distribución de cuadernillos. En Neuquén, nadie, en concreto, está seguro de qué pasará con este año en lo que a educación y resultados de la educación se refiere.

Lo concreto e indudable es que hoy es 4 de mayo y las escuelas permanecen vacías. De acuerdo con lo que se ha dicho oficialmente, no hay por ahora esperanza de que abran sus puertas. Incluso, en una lista de prioridades presuntamente hecha con el auxilio de especialistas, se pone la vuelta a las escuelas en el último lugar de una larga lista.

Así, volverán las peluquerías antes que las escuelas. Casi una ilustración perfecta, que podría indicar que nos importa, la cabeza, más del lado de afuera que del de adentro.

El argumento para justificar tanta irregularidad, es, obviamente, el sanitario. Primero está la salud, el cuidado de la vida, etc. Es un argumento que nadie discute. Al menos, no todavía. Pero, así como la presión de sectores para volver a trabajar y ganar dinero, es cada vez más fuerte, y hace tambalear la efectividad de la cuarentena cerrada dispuesta por las autoridades políticas del país; otra presión va creciendo, lentamente, en función de la comprobación de que se está ante un año que podría perderse totalmente en lo que a educación se refiere, desde el nivel inicial hasta el universitario. Una catástrofe que, evidentemente, nadie quiere imaginar o proyectar.

Así, se apuntan realidades. Primero, una gran diferencia entre lo que se hace desde la educación privada, con lo que se hace desde la educación pública. En desmedro, claro, de la educación pública. Segundo, una inequidad flagrante en el acceso a la vía WEB como enseñanza: hay miles y miles de argentinos que no tienen acceso. Para ellos, una clase virtual es lo mismo que nada. Tercero, una demora inexcusable en la utilización de los medios periodísticos estatales para, concretamente, dar clases: la televisión pública, la radio Nacional, las radios municipales, los organismos provinciales, como RTN, deberían, a todas luces y en estas circunstancias, tener, como mínimo, dos clases abiertas y concretas por nivel, grado o año, por día, para que, del otro lado, hubiera alumnos viendo o escuchando esas clases.

Por ahora, lo que se ve, lamentablemente, es una nueva postergación de la importancia que tiene la educación en un país que hace rato, mucho rato, la ha deteriorado, casi como un suicidio, casi como un abandono de la esperanza.

Rubén Boggi

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