El sindicato recorre yacimientos y prepara la artillería

Serán dos semanas decisivas para el comienzo de año del mayor
polo productivo no convencional de Argentina, Vaca Muerta, pues el
sindicato petrolero que conduce Guillermo Pereyra recorre yacimiento por
yacimiento, preparando el embate necesario para encarar el último tramo de
la conciliación obligatoria extendida, que llega hasta el 28 de este mes.

Es posible que el mismo lunes, de no producirse alguna
jugada política en el fin de semana, el sindicato defina un paro “preventivo”,
de esos que suele utilizar como factor de presión. Argumentos tiene de
sobra: la ausencia de definiciones tajantes del gobierno nacional sobre la
política energética (ha ido y venido, ya, por ejemplo, con el precio de los combustibles)
sigue generando intranquilidad, e intenciones de mantener la reducción de
actividad, y con ella, sostener la vigencia de suspensiones y/o despidos.

El ánimo político, sin embargo, no parece ser el de la
confrontación con un sector sindical y político clave como el que representa
Pereyra. En los discursos, al menos, el gobierno de Alberto Fernández ha
dejado en claro que pretende desarrollar plenamente Vaca Muerta. Pero,
claro, no es tan simple. También tiene el propósito de renovar la fe en la
extracción convencional; y, sobre todo, no dejar afuera del impulso a
provincias productoras como Chubut y Santa Cruz.

Lo cierto y concreto es que el sindicato petrolero de
Neuquén, Río Negro y La Pampa, dispuesto a la negociación y a sostener la paz
social, no subordinará a esa disposición ningún despido, ninguna suspensión,
que esté originada en la falta de definiciones políticas y el consecuente
impacto en la confianza de las operadoras.