Estamos cansados de que se quieran apropiar del lenguaje

31 enero, 2019
Estamos cansados de que se quieran apropiar del lenguaje
manual-lenguaje-19012019-577362
manual-lenguaje-19012019-577362

Así están las cosas: el gobierno nacional tiene un manual de cómo tenemos que hablar o escribir, o ambas cosas, los periodistas. El gobierno, que administra el Estado, pretende administrar también la comunicación de las cosas. El lobo se disfraza de cordero: en la presunta búsqueda del bien común, con un barniz democrático estremecedor por lo falso, se pretende que haya una sola forma políticamente correcta de comunicar a través del lenguaje.

Adueñarse de la lengua siempre fue un afán totalitario, dictatorial, autoritario. El lenguaje, en este caso el español, tiene sus reglas y sus formas, digamos así, originarias. Se han ido construyendo en una pelea permanente entre el palacio y la plebe. El pueblo ha ganado esa puja muchas veces, imponiendo sus criterios, sus maneras, sus palabras. El Poder, cada vez que ha querido marcar desde arriba hacia abajo el lenguaje, ha cometido un atropello, una aberración contra la libertad. En nuestro país se ha hecho muchas veces. Duele que ahora se lo pretenda hacer invocando una mayor igualdad, una equidad, una política “de género” que es cada vez más tramposa, falsa e ideológicamente capciosa.

Nosotros, los periodistas, no somos perfectos en el uso del lenguaje, mucho menos en esta aciaga época de educación en declive. Pero nos queda la libertad de usarlo con responsabilidad y criterio propio. Quienes no ven o no quieren ver la importancia de esta libertad, cavan su propia fosa en el altar del totalitarismo.

Ya estamos cansados de esto, aunque debemos seguir peleando. Tenemos que pelear contra la intención permanente de los gobiernos de turno de imponer sus ideas y sus formas sobre nuestros escritos o nuestros discursos. Tenemos que pelear para defender nuestra interpretación de la realidad, nuestra opinión sobre las cosas que pasan. Y ahora tenemos que pelear, seguir peleando, contra cualquier tipo de manual que se nos pretenda imponer.

Están los diccionarios, las enciclopedias, la Real Academia Española. Con eso nos alcanza y sobra. Hacer un manual de coyuntura, montado sobre el arisco caballo de la conveniencia, es de tontos.

Rubén Boggi

 

Te puede interesar
Últimas noticias