El auto nuevito anduvo mal, y le tuvieron que pagar por daño moral

14 agosto, 2016
El auto nuevito anduvo mal, y le tuvieron que pagar por daño moral
Peugeot-207-HDi
Peugeot-207-HDi

Una mujer se dio “el gustito” y compró un Peugeot 207 en la sucursal roquense de Armorique Motors SA. Al parecer, todo marchó sobre ruedas hasta que, transitados los primeros 10 mil kilómetros, lo llevó al service oficial y ahí comenzó una especie de calvario.

En efecto. Inmediatamente después “la nave” comenzó a fallar, y se repitieron tanto los problemas con el aceite como los defectos electrónicos. Tanto que se vio obligada a llevarlo en “sucesivas” oportunidades a los talleres de esta concesionaria oficial de Peugeot Citroen Argentina SA.

Decepcionada, la mujer inició una demanda, luego apeló y ahora la Cámara de Apelaciones en lo Civil y Comercial de Roca confirmó el fallo y elevó de 10 mil a 20 mil pesos la indemnización por “daño moral”.

La sentencia -dictada por los jueces Adriana Mariani y Gustavo Martínez- se suma a la de primera instancia, dictada por el Juzgado Civil N 9, que también había ordenado el resarcimiento por otros rubros. Es decir, gastos por traslado, cartas documento, constataciones de un escribano y gastos de mediación, que quedaron firmes.

Según indicaron fuentes judiciales, el cero KM estuvo ingresando al taller entre agosto de 2009 y febrero de 2010, lo que hizo que su dueña no pudiera usarlo durante un tiempo considerable.

La concesionaria roquense apeló la sentencia de primera instancia con el argumento de que la demora en el envío de los repuestos necesarios para el arreglo no fue culpa suya; e hizo ver que, a modo de “atención comercial”, le otorgó a la compradora una bonificación en el costo del segundo service.

No obstante, la Cámara valoró “el tiempo en que la actora se vio privada de su vehículo”,  los reclamos que debió efectuar, y “las conclusiones de la perito sicóloga que si bien determina que no resulta necesario un abordaje psicoterapéutico, entiende que lo sucedido ha generado sentimientos de frustración y desconfianza”.

En consecuencia y tras citar jurisprudencia, la Cámara concluyó que “el hecho de tener que lidiar con las grandes empresas le genera seguramente (al particular) una sensación de desprotección que es previsible que afecte su espíritu”.

Del fallo de primera instancia surge que la mujer hizo los reclamos ante la concesionaria y también a la fábrica por intermedio del servicio de atención al cliente. Incluso hizo constatar la situación con un escribano público y finalmente formalizó el reclamo ante la Delegación local de Defensa del Consumidor de Villa Regina, donde vive. Es más, solicitó el reemplazo de la unidad por una nueva y la indemnización de los daños y perjuicios sufridos, pero como no se llegó a un acuerdo su demanda continuó por la vía administrativa y judicial.

 

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