El conflicto docente se alarga, y a la vez, exige acortar tiempos

18 abril, 2018
El conflicto docente se alarga, y a la vez, exige acortar tiempos
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La resolución política del conflicto docente tiene cada vez menos tiempo. De la mano de la impaciencia ciudadana, tanto el gobierno como el gremio extreman imaginación para apurar una salida al laberinto, que obviamente perjudica a una sociedad ya largamente descreída en la educación pública.

El contexto es de conflicto in extremis. La aprobación de otros cinco días de paro, transforma la medida de fuerza en una huelga por tiempo indeterminado, sin que se utilice este concepto tan antipático para el gobierno. De hecho, el paro se transforma en ininterrumpido, y agrava de esa manera su incidencia en el pésimo comienzo del ciclo lectivo.

El gremialismo pega, además, donde más duele. Al emprenderla contra los tarifazos, une en el concepto al gobierno de Macri (tarifas de gas) con el de Gutiérrez (tarifas del agua). Junto con esto, mantiene la movilización con bloqueos, maquillados en forma de marchas, de rutas en horarios clave. Sostiene la incertidumbre en dos frentes: el escolar propiamente dicho, y el del humor callejero, sensible a las interrupciones del tránsito de manera creciente.

El gobierno ya no tiene rédito al identificar como “político” al paro docente. Sabe que urge una solución; y es muy posible que se acreciente la actividad negociadora “off de record” con los referentes sindicales, para abrevar en la fuente de lo posible, y que no se desborde el río del descontento social.

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