Hablan de un protocolo anti-RAM a consensuar con gobernadores
Hay una militarización creciente en estos días en la región, como consecuencia de lo sucedido en Villa Mascardi, y la simultánea necesidad de seguridad que necesita la reunión de viceministros de Finanzas del mundo, preparatoria de la cumbre del G-20, que se hará el jueves en el hotel Llao Llao.
El desfile de gendarmes hacia la cordillera, observado el lunes, tiene estos motivos, unidos por las circunstancias y la preocupación de un gobierno nacional que no solo ha cerrado filas alrededor de la ministra Patricia Bullrich, con expresos respaldos a sus palabras y actos, sino que está organizando una reunión con los gobernadores de Neuquén, Omar Gutiérrez, y de Río Negro, Alberto Weretilneck, para procurar avanzar en un “protocolo anti-RAM”, según se ha dejado trascender.
Así, la Resistencia Ancestral Mapuche (RAM), un grupo aún misterioso y al que nadie dice pertenecer entre los líderes mapuches neuquinos, ha sido elevado a la categoría de insurgencia que prevé la ley para reprimir con severidad. Con esto se justifica el accionar de los últimos días, que incluyó la muerte de Rafael Nahuel. De esa muerte, el gobierno de Mauricio Macri no habla.
El gobierno neuquino posiblemente vea con incomodidad el verse forzado a incursionar de pleno en un escenario que se pretende definir sin dudas ni gambetas semánticas.
Hasta ahora, nunca se habló oficialmente en Neuquén de “terrorismo” vinculado a los mapuches. Si bien se ha procurado dejar en claro que la mayoría de las comunidades no responde a los “grupos violentos”, el MPN se ha manejado con suma prudencia en el uso del lenguaje, y ha intentado dejar en otros –es el caso del fiscal general, José Gerez- definiciones concretas, vinculadas a causas judiciales concretas, como fue el caso del desalojo en Tratayén, el único caso donde intervino la policía de la Provincia, con connotaciones con la violencia ejercida en una usurpación.
