Se terminó una era, que ya había terminado

Escribo esto antes de terminar el partido entre Argentina y Francia. Mbappé (19 años, crack)  acaba de hacer el cuarto gol. Tengo una convicción. Es la peor selección Argentina de la historia.

Es un juicio de valor, sí. Sobre los nuestros. Más allá de que la selección francesa es muy buena. Pero la nuestra, también, es muy mala. Un planteo que no dio resultados. Que no alcanzó siquiera para cubrir la cancha con orden.

Vamos 4 a 2. No sé cómo terminará el partido. Lo mío no es más que una evaluación intelectual apresurada. No responde a la desazón, al desánimo. Sí al examen del juego. Sigo los mundiales de fútbol desde 1970. He visto mucho fútbol. Lo he analizado desde el periodismo desde 1982. No importa cómo termine este partido. Es indudable que la Argentina no va. Que ha mostrado un juego pobre, casi miserable.

Incluso no importa cómo termine el partido. No apunto al resultado, a seguir o no en Rusia. Sampaoli no armó nada, no construyó. Los jugadores no tienen la culpa. Es más: no sé si hay culpas.

Sí hay certeza de que había que terminar una era, para dar paso a la siguiente, y eso no se hizo. Y ese fue el pecado, del que nadie, ningún argentino, podrá declararse inocente.

Rubén Boggi