Lo condenaron por discriminar a su propia hija

La Justicia rionegrina condenó a un hombre que le hizo padecer un verdadero infierno a su propia hija, a la que se negaba a reconocer y a la que, encima, llamaba sobrina. El caso ocurrió en la región de El Bolsón y tanto familiares como vecinos conocían la situación, por lo que los padecimientos fueron terribles. Al punto que una pericia psicológica arrojó que sufrió angustia y depresión por el abandono al que la sometió su progenitor.

Hasta los 15 años vivió con una abuela y los testimonios que obran en la causa dan cuenta de que varios, en el pueblo, le hacían notar el parecido físico con su padre biológico y observaban que sus hermanas, a las que sí había reconocido el hombre este, tenían una mejor calidad de vida. “Ella fue obligada a guardar silencio”, aseguraron los investigadores.

Durante toda su infancia, adolescencia y juventud, su padre la presentaba como sobrina. Tal era el desprecio que le dispensaba que hasta la expulsó de la casa y les donó el campo a sus otras hijas, para asegurarse de que no lo heredara.

El juez que acaba de condenarlo consideró que “las mujeres de las zonas rurales corren el riesgo de ser víctimas de violencia a causa de la persistencia de actitudes tradicionales relativas a la subordinación”.  Primero, la mujer inició un juicio de filiación y -cuando ya tenía 30 años- la Justicia le ordenó al padre que la reconozca. Luego inició una demanda Civil y, ahora, le ordenaron que la indemnice por el daño moral y psicológico que le hizo padecer. En su sentencia, el juez consideró que la mujer se “ha visto discriminada por su padre”.

La misma Justicia (pero en su fuero de Familia) debería tener celeridad en los casos de los padres a los que no les permiten ver a sus hijos (en la mayoría de los casos pequeños) por falsas denuncias que realizan sus ex parejas, con las que mantienen litigios. Esos padres aman a sus hijos e hijas, pero ciertos jueces y juezas no les permiten verlos, y no hacen cumplir los derechos de aquellos a los que deberían proteger, es decir niños y niñas.