Jueza de Familia amenazó y llamó negro de mierda a un albañil

Jueza de Familia amenazó y llamó negro de mierda a un albañil
"Yo manejo el poder", dijo esta jueza y amenazó al albañil con "un tiro en la cabeza"
"Yo manejo el poder", dijo esta jueza y amenazó al albañil con "un tiro en la cabeza"

El Consejo de la Magistratura y el Jurado de Enjuiciamiento de la provincia del Chaco suspendieron a una jueza del fuero de Familia, por haber incurrido en amenazas agravadas y abuso de autoridad contra un albañil que sólo pretendía cobrarle un trabajo y al que llamó “negro de mierda”.

La magistrada se llama Laura Verónica Buyatti, es titular (ahora suspendida) del juzgado de Niñez, Adolescencia y Familia N 1 de Villa Angela y lanzó contra el obrero de la construcción una andanada de advertencias y descalificaciones que, en realidad, la descalifican a ella. “Te voy a pegar un tiro en la cabeza”, “te va a caer la cana”, “te hago pasar toda esta feria en cana”, dijo. “Soy diez veces más poronga y soy mujer”, “¡Papito, soy mujer!”, advirtió conocedora de las ventajas que le otorga dicha condición ante la ley.

“Solo pido mi planta, doña” dijo el albañil Marcelo Acosta y aseguró que le deben una suma cercana a los 300 mil pesos. El albañil se dirigió en todo momento con respeto y hasta con cierto miedo. No obstante, grabó los audios con la amenazas, los difundió y se inició el proceso que puede (y, a la luz de los elementos de prueba, debería) decantar en la destitución.

“Yo manejo el poder”, fueron algunas de las frases que la jueza le espetó al albañil, que le reclamaba esa deuda por los trabajos que le había hecho a su ex marido.  “Vos me seguís mandando estos audios, son cuatro negros de mierda. Vos me seguís mandando estos audios, yo los agarro como prueba. Tengo todo confirmado. Vos me seguís molestando, te mando a la cana”, amenazó la jueza.

“Usted me amenazó”, le contestó Acosta. “Son cinco negros de mierda que arruinan el país”, respondió la jueza y dijo que el trabajo ya estaba pago. Luego lo amenazó de muerte: “Vos te venís a encadenar a mi casa, yo salgo con un revólver y te encajo un tiro en la cabeza. Total, yo lo conozco al sistema, papi, yo tengo todos los poderes, yo manejo el poder”.

Hasta la suspensión de la que apenas transcurrieron unos pocos días, esta jueza decidía nada menos que sobre el futuro de quienes necesitan y merecen la mayor protección por parte del Estado: los niños y las niñas, claro. Su proceder, violento y delictivo (las amenazas de muerte constituyen delito) no hace más que poner en evidencia lo que ya se conocía y que infinidad de argentinos y argentinas padecen: la profunda crisis de los fueros de Familia a lo largo y ancho del país.

Mientras tanto, el problema no resuelto y ni siquiera abordado de las denuncias falsa, se propaga y agudiza mientras priva a los propios niños y niñas de su derecho al contacto con uno de sus progenitores, en la inmensa mayoría de los casos los padres. Ejemplos los hay a montones. Y este caso de la jueza que discrimina y amenaza de muerte a un pobre albañil (que resultó más inteligente y con más apego al derecho que ella) debería invitar, al menos, a la reflexión.

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