Tras 24 días de Batakis, Scioli vuelve a Brasil

La designación de Sergio Massa como súper ministro de Economía, Desarrollo Productivo y Agricultura (unificadas) viene supuestamente a oxigenar la devaluada gestión del presidente Alberto Fernández. No obstante, las desventuradas circunstancias que rodean al gran anuncio de este caótico jueves, no hacen más que propagar el desconcierto en medio de los papelones.
Daniel Scioli era embajador en Brasil. Hace unas pocas semanas, en junio, volvió a la Argentina para asumir como ministro de Desarrollo Productivo y ahora vuelve a Brasil, con una estampilla bien puesta. Más penoso aun fue lo de su pupila, Silvina Batakis, quien asumió el 4 de julio como ministra de Economía, en reemplazo de Martín Guzmán. Hoy, 24 días más tarde, supo que será degradada a presidenta del Banco Nación.
Este lunes Batakis había estado en Washington, donde se reunió con la directora gerenta del Fondo Monetario Internacional (FMI), Kristalina Georgieva; con autoridades del Departamento del Tesoro de los EEUU, y con el director de Operaciones del Banco Mundial, Axel van Trotsenburg. Hoy es una funcionaria en desgracia.
También hoy se supo que el ex arquero de Gimnasia y Esgrima La Plata, Carlos Castagnetto (quien integró el equipo que le ganó el ascenso a Racing, en los ´80) será el titular de la Administración Federal de Ingresos Públicos (AFIP). Es un kirchnerista de carrera ministerial.
En fin, la forma en la que se precipitaron estos y otros cambios ponen en penosa evidencia la profundidad de esta crisis que se padece en los bolsillos y que no hace más que horadar el crédito de un gobierno, que no sólo se deprecia en sus desaciertos, sino también en los silencios de la vicepresidenta Cristina Fernández de Kirchner, a quien se señala como la principal impulsora de la salida de Guzmán, a la que le siguieron las sucesivas disparadas del dólar.
Las dudas que hicieron presa de Alberto Fernández aquel 2 de julio en que pegó el portazo Guzmán, lo privaron de una respuesta rápida. La tenía a mano; la carta era la de Massa, la misma que jugó ahora. Pero, también ahora, al cabo de los intensos 24 días de Batakis, el presidente volvió a quedar expuesto. Es de esperar que este golpe de timón sirva para enderezar el rumbo. El país, y muy especialmente sus habitantes más vulnerables, lo necesitan.