2018-02-23

El ojo que todo lo ve (@OmarGutierrezOk)

En el universo multidimensional, en las profundidades cósmicas de las redes sociales, allá en la nube posmoderna, también el ojo que todo lo ve, que tiene una metafísica propia, anda oteando verdades y falsedades de este miserable mundo de mezquindades, egos, paraonias y autoritarismos berretas, en el insaciable afán de distinguir la verdad de la mentira, el amor del odio, o lo que sea que se presente como opción de las atribuladas almas del siglo XXI.

El ojo tiene la convicción creciente de que las redes sociales cada vez mienten más y peor, cada vez están más cerca de ser simplemente herramientas de los poderosos para manipular a los débiles, sobre todo los débiles de seso, y que en ese camino, la tan vilipendiada prensa libre del mundo, prontamente será revalorizada en su concepción original, la de ser una contra-arma de los débiles hacia los del poder, un elemento en favor de la libertad y contra las tiranías, sean estas de aquí o de allá, cercanas o lejanas, y por ende, más o menos dolorosas.

Así, el ojo que todo lo ve le aplicó una llave virtual a la virtualidad, la puso sobre el piso, la analizó científicamente, y encontró cómo el poder manipula, esconde, miente, exagera, todo en aras de los grandes ideales, las profundas convicciones, y el bienestar de nuestro pueblo. Inmerso el ojo en el pajarito virtual y celeste, encontróse de pronto con la cuenta abierta en nombre del primer mandatario y sus más de 59 mil followers-seguidores, para constatar enseguida que, de todos esos admiradores virtuales, poco menos de 3.000 son neuquinos, y, por ende, más de 56.000 son literalmente inventados por obra y gracia de los manipuladores y algunos mangos que éstos necesitan para satisfacer el ego y las apariencias en el esquivo mundo de la politiquería.

Oh, twitter, gran dios de la impostada libertad oprobiosa, corta sea tu vida de engaños, amén.

 

 


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