Siete horas sin redes sociales, un raro silencio para los políticos
El mundo fue otro durante siete horas: la caída de whatsapp, Facebook, Instagram, se prolongó desde las 12,15 de Argentina hasta las 19,30. En ese "vacío" digital, la política sufrió un duro revés, pues la mayor masa de inversiones publicitarias y de acciones diversas que tienen que ver con la propaganda, se hace a través de las redes sociales; mientras que whatsapp se ha transformado en la herramienta de comunicación más utilizada, por, además del gran público común, los políticos, desde el nivel más bajo (el puntero) hasta el dirigente más encumbrado.
Las aplicaciones salieron de servicio a las 12.15 (hora de Argentina). Pasadas las 19 había vuelto a funcionar Instagram, mientras los usuarios de la Argentina comenzaron a recibir cerca de las 19.30 mensajes a través de WhatsApp y las páginas de Facebook parecían restablecidas, aunque sin que la empresa hubiera informado acerca de la normalización plena del servicio.
Un portavoz de Facebook en Argentina confirmó temprano que se estaban "experimentando problemas" en las aplicaciones y que los técnicos estaban "trabajando" para normalizar el servicio, sin que se difundiera información segura sobre los motivos del apagón.
La caída de estas redes sociales llevó a los usuarios a buscar alternativas en otros servidores, lo que hizo colapsar a algunos sitios por exceso de tráfico.
Alrededor de las 12.15, hora de Argentina, las tres aplicaciones que pertenecen a Facebook dejaron de funcionar y, según el portal especializado downdetector.com.ar, en menos de una hora sumaron miles de denuncias de usuarios a nivel global.
"Sabemos que las personas están experimentando problemas para acceder a nuestras aplicaciones y productos. Estamos trabajando para normalizar el servicio lo más rápido posible y sentimos los inconvenientes que esto puede causar", aseguró un portavoz de Facebook a través de la vocería de prensa en Argentina.
Finalmente, el servicio empezó a volver, todavía sin menciones claras hacia las razones del desperfecto global, lo que permitió que arreciaran versiones, entre otras, que indicaban la posibilidad de un ataque de terrorismo informático.
