El dinero, el talento, y las razones misteriosas del entretenimiento

29 septiembre, 2021
El dinero, el talento, y las razones misteriosas del entretenimiento
mbappé, messi, neymar
mbappé, messi, neymar

El dinero de un empresario petrolero, seguramente no hace la felicidad. Es el dinero del petróleo, surgido de las entrañas de la tierra y de las injusticias sobre su superficie. Mucho dinero, en pocas manos, para cumplir dos funciones básicas: dar energía a la humanidad, y contaminar el planeta. Esto último, con semejante magnitud, que ha devenido en una preocupante situación lindera con la catástrofe, quizá, ya, irrecuperable.

Ese dinero se ha invertido, en los últimos 30 años, en el fútbol. Tal vez porque es el entretenimiento, o al menos uno de los entretenimientos, más importante del mundo. Es un negocio para invertir desde aquel otro negocio subterráneo y finito, pues seguramente multiplica esos petrodólares, y les da poder de inserción a escala global, influencia casi infinita, manejo de los sentimientos de las masas, cada vez un poco más estúpidas, atadas a pantallas cada vez más pequeñas.

El ejemplo más resonante de las inversiones petroleras orientales en el fútbol y el capitalismo occidental es el París Saint German, el PSG. Es un equipo dirigido por un argentino, Mauricio Pochettino, y plagado de estrellas, las más caras del firmamento futbolístico actual, jugadores que forman parte de las selecciones de sus países. Argentina, además del técnico, tiene allí a Lionel Messi, a Ángel Di María, a Leandro Paredes, a Mauro Icardi. Todos astros. Cada uno de ellos, dueño de un singular universo en donde abunda el dinero, el placer, la fama, el bon vivant, como se decía antaño. Eso, a cambio de un régimen laboral que tiene sus exigencias, pero que uno intuye no será más exigente que el del, por ejemplo, un albañil cualquiera en la Argentina posmoderna.

La suma de la admiración hacia el talento en el fútbol lo tiene actualmente el PSG, con tres jugadores impresionantes: Kilian Mbappé, francés; Lionel Messi, argentino; y Neymar da Silva Santos Júnior, brasileño. Es una delantera antológica, que reúne no solo millones de dólares en cotización del mercado, sino, fundamentalmente, talento futbolístico. Es una delantera que recién empieza a funcionar (tiene dos partidos de antigüedad), y que seguramente dejará anotado un capítulo importante en la historia del deporte; y, también, en lo que constituye la base y a la vez el trasfondo de ese deporte, es decir, los millonarios negocios de Nasser Al-Khelaifi, el catarí propietario del equipo, un empresario ex tenista profesional, que tiene 47 años y una fortuna estimada en 16 mil millones de euros.

El ejemplo del PSG, no es único, pero sí relevante, y sintetiza la mayor paradoja actual de la humanidad: cómo los dueños (pocos) del dinero del mundo, entretienen a los no dueños (muchos, la mayoría total y absoluta) en el planeta.

Cuál será el propósito de ese entretenimiento, es una pregunta que nadie contesta, que pocos se hacen, y que, tal vez, muchos prefieran no formular.

Rubén Boggi

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