La extorsión permanente del lado oscuro de la política, vuelve a estar a pleno

Las autodenominadas "organizaciones sociales", en realidad, partidos políticos por fuera del sistema tradicional, apéndices no deseados del Estado, hace dos días que bloquean la comunicación por ruta entre Neuquén y Río Negro, mientras los gobiernos miran el fenómeno desde una posición distante, negocian entre bambalinas, y acuerdan eventuales mayores erogaciones para la distribución de la pobreza, maquillada como ayuda social.

Es de Perogrullo abundar en la descripción del daño, enorme, que provoca esta manifestación del descalabro institucional argentino. Desde la década del '90 que esta región sufre la extorsión, y en lugar de decrecer, ha aumentado. La derivación del dinero público a organizaciones políticas que se ubican como intermediarios en los planes de ayuda social, está consolidada. No tiene marco legal, no tiene justificación alguna. Pero existe, y provoca, cíclicamente, regularmente, esta cuestión de violentar la ley bajo el argumento del izamiento de la bandera presuntamente justa en defensa de los más carecientes.

El tránsito entre Río Negro y Neuquén debe ser resguardado, asegurado, garantizado. La fusión social entre ambas provincias es total, casi absoluta, particularmente en el Alto Valle. Miles de trabajadores neuquinos viven en Cipolletti, en Fernández Oro, en Cinco Saltos. Miles de ciudadanos deben cruzar los puentes diariamente por diversas razones. Es tan obvio esto, tan evidente, que lastima la razón la gigantesca incomprensión de los gobiernos, que terminan favoreciendo a sus parásitos, antes que a sus contribuyentes.

Rubén Boggi